En la década de 1960, tres meses después de que Adolf Eichmann fuera sentenciado a muerte en Jerusalén por crímenes contra la humanidad durante el régimen nazi, el psicólogo Stanley Milgram llevó a cabo una serie de experimentos que cambiaron para siempre nuestra percepción de la moral. Muy controvertidos en su momento, pero ahora fuertemente reivindicados por la comunidad científica, estos experimentos trataban de determinar si Eichmann y su millón de cómplices en el Holocausto solo estaban siguiendo órdenes, y hasta qué punto la gente obedece mandatos sin importar sus consecuencias. Obediencia a la autoridad ayuda a explicar cómo la gente común puede cometer el más horrible de los crímenes, ausentándose su sentido de la responsabilidad, si se encuentra bajo la influencia de una fuerte autoridad.
Milgram resumiría su investigación de esta manera: ‘Los aspectos legales y filosóficos de la obediencia son de enorme importancia, pero dicen muy poco sobre cómo se comporta la mayoría de la gente en situaciones concretas. Monté un simple experimento en la Universidad de Yale para probar cuánto dolor infligiría un ciudadano corriente a otra persona simplemente porque se lo pedían para un experimento científico. La férrea autoridad se impuso a los imperativos morales de los sujetos’.
About the author
Aunque se le considera uno de los más importantes psicólogos del siglo XX, Stanley Milgram nunca estudió Psicología, sino Ciencias Políticas en Queens College (Nueva York), donde se graduó en 1954, aunque posteriormente realizó un posgrado en Psicología Social en la Universidad de Harvard después de tomar varios cursos de Psicología. A lo largo de su carrera llevó a cabo famosos experimentos, como el que concluyó que los seres humanos estamos distanciados por apenas seis grados de separación, pero los más conocidos son la investigación y experimentos sobre la obediencia a la autoridad. En ellos, Milgram demostró el peligro que encierra la predisposición de los sujetos a obedecer y cómo esta actitud llega a despojarlos de su conciencia y sentido de responsabilidad frente a los actos que pudieran cometer. En el epílogo del artículo de publicación de su experimento, Milgram afirmaba que lo peligroso no era el autoritarismo, sino el principio de autoridad en sí mismo, porque en la guerra de Vietnam, por ejemplo, las matanzas eran ejecutadas por personas corrientes transformadas por la obediencia a la autoridad. ‘Medidas terribles como el uso de napalm contra civiles en Vietnam, la destrucción de la población india americana y otras atrocidades tuvieron su origen en la autoridad de una nación democrática’. En 2006 la cadena ABC recreó el experimento de Milgram tras pedir la aprobación de un comité ético. El resultado confirmó las conclusiones de Milgram 40 años después.