La obra fundamental de Alois Riegl, creador de la moderna historia del arte.
A quien viaje hoy por las antiguas ciudades holandesas, le llamarán principalmente la atención los cuadros de enormes dimensiones de los museos, pero también de los ayuntamientos, de los hospitales, de los asilos de pobres, de las compañías cívicas. No es común encontrar cuadros así en ningún otro lugar: cuadros con numerosas figuras, en ocasiones de cuerpo entero y otras veces de medio cuerpo, pero casi siempre de tamaño real, que aparecen unas junto a otras, bien sin relación entre ellas, bien presentando una conexión vaga, de forma que el observador casi nunca duda de su carácter de retrato.
Riegl lleva a cabo un estudio minucioso y riguroso de los retratos holandeses de grupo, compañías de tiradores, regentes de instituciones benéficas, lecciones de anatomía, un género propio de la pintura holandesa que, como muestra el historiador, crea un modo específico de mirar y de representar.
About the author
Alois Riegl es la figura más relevante dentro de la historiografía formalista que dio sus primeros pasos en el centro de Europa a finales del siglo xix y comienzos del xx. Preocupado por las llamadas ‘artes menores’ y por los períodos también ‘menores’ -si es que pudiera hablarse así- de la historia del arte, Riegl puso las bases de una historiografía que nos enseña a ver y a interpretar las obras de arte. La balsa de la Medusa ha publicado dos libros de este autor, El culto moderno a los monumentos y El arte industrial tardorromano, y ofrece ahora la que suele considerarse su obra fundamental, El retrato holandés de grupo, cuya edición original se remonta a 1902.