Las luces se apagan despacio. Una mujer con manos sudorosas aparece en el escenario. Le tiemblan un poco las piernas. Un foco le ilumina la cara y mil doscientos pares de ojos se clavan en los suyos. El público nota que está nerviosa. Hay una tensión palpable en la sala. Ella carraspea… y empieza a hablar.
Lo que ocurre a continuación es asombroso.
Las mentes de esos mil doscientos individuos empiezan a sincronizarse mientras la mujer teje un hechizo mágico que los atrapa a todos. La gente se ríe, se sorprende y llora al mismo tiempo.
No solo eso: unos patrones complejos de información se transmiten a los cerebros de esas personas, patrones que permanecerán el resto de sus vidas, y posiblemente sigan influyendo en su comportamiento muchos años después.
Lo que esa mujer teje no es brujería, sino asombro, y esto es posible gracias a las maravillas que logra la comunicación entre los humanos. Y esta alcanza su forma más intensa sobre una tarima, en un escenario público.
Durante los próximos minutos voy a explicarte cómo se consigue el milagro de hablar bien en público, y equiparte para hacerlo lo mejor posible. Ya te adelanto que no existe una sola manera de pronunciar una gran charla, pero sí un conjunto de herramientas pensadas para ayudarte.
Limítate a usar las que te vayan bien a ti, y a la ocasión a la que te enfrentes. En realidad, tu única ocupación a la hora de pronunciar una charla es tener algo valioso que decir y decirlo con autenticidad, a tu manera, que es única.
Piensa que, si está bien dada, una charla puede entusiasmar a una sala entera de conferencias y transformar la visión del mundo del público. Bien dada, una charla es más poderosa que cualquier cosa que se presente por escrito, ya que transmite emociones y conecta de una forma a la que las palabras escritas no pueden llegar.
Todas estas aptitudes se pueden enseñar, y vivimos en la mejor época para aprenderlas. Gracias a internet, hoy somos capaces de plantarnos ante una cámara e influir en personas de cualquier país en cuestión de segundos. Tan solo hemos de ponernos en pie, decir algo valioso y dejar que nuestras palabras fluyan con la pasión de lo que queremos transmitir.
Todo el progreso humano se ha producido gracias a que hemos sido capaces de compartir ideas los unos con los otros, y después hemos cooperado para convertir esas ideas en realidad.
Eso hoy es más necesario que nunca. Las ideas que podrían solucionar los problemas más difíciles se mantienen a menudo invisibles, porque las personas brillantes en cuyas mentes residen carecen de la confianza o de la habilidad para compartirlas con eficacia.
La idea adecuada, presentada de la manera adecuada, podría cambiar el mundo.
Para ti, el hablante a la espera, como para el resto de nosotros, que necesitamos saber qué es lo que tienes que decir. ¿Estás listo? Pues empecemos.
عن المؤلف
Chris Anderson dirige TED desde 2001, una fundación sin ánimo de lucro que cada año celebra charlas de todo tipo. Tras haber estudiado filosofía, política y economía en la Universidad de Oxford, y trabajar como periodista, Chris ha dedicado su vida a expandir la influencia que TED tiene en el mundo, ayudando a miles de personas a transmitir ideas que merecen la pena compartir.