Mariposa vacía surge como propuesta artística e intenta convalidar una hipótesis sobre la realidad atómica del Amor, destacando el valor de la vida, en especial, la de los niños. Para ello hace un traslado, en diferentes vibraciones poéticas que buscan confirmar las implicancias del lenguaje y su arjé, su espíritu.
El material integra poesía, narrativa, textos epistolares (cartas), teatro. Y realiza una interpretación del Apocalipsis de San Juan y de la Poética de Aristóteles. El mismo tuvo su correlato con el teatro antropológico en la puesta en acto, a través de un objeto mediador o intermedio, representación de un niño, y algunas de sus vinculaciones con la sociedad. Esta mirada artística integra la ética, lo filosófico, la física cuántica, entre otros.
Mariposa Vacía es la respuesta a la impotencia manifiesta en el Grito y surge de Los fundamentos filosóficos espirituales hacia una humanidad plena (‘El Camino del Guía’) y la invitación de parte de la decana de Artes Dramáticas del IUNA, para que realizáramos este proyecto.