Esta visita guiada a los chismes más deliciosos de la historia de la literatura, de las artes y de la historia a secas, tiene como cicerone y maestro de ceremonias a Edgardo Cozarinsky, que ha demostrado ya en muy distintos géneros y registros su inteligencia, su veracidad y su rigor. La tensión dramática o humorística de la anécdota impone su eficacia. Tras esa límpida definición (gracias a la síntesis genial de Cozarinsky), poco puede agregarse en términos de estilo y escritura.
Este Nuevo museo del chisme, que enriquece con veinticinco hallazgos la primera edición —hoy inhallable—, reúne un elenco de personajes que va de Dorothy Parker a James Joyce, de Victoria Ocampo a Ernesto Sabato, de Joseph Stalin al astronauta Tsibliyev. Abre el volumen un ensayo que cobra mayor importancia con el curso de los años, ‚El relato indefendible‘, una indagación única y preciosa del chisme como núcleo indispensable de la novela –en Henry James y Proust, sí, pero también como indicio informativo de cualquier narración–.
El libro que hay que tener para que la literatura siga siendo la isla del tesoro del placer.
Über den Autor
Edgardo Cozarinsky escritor, cineasta y dramaturgo, nació el 13 de enero de 1939 en Buenos Aires.
Su obra, rica y personalísima, da muestras de una curiosidad inagotable. Ha publicado libros de cuentos (Vudú urbano, La novia de Odessa, Tres fronteras, Burundanga!), novelas (El rufián moldavo, Lejos de dónde, La tercera mañana, Dinero para fantasmas) y de crónicas y ensayos (Borges y el cinematógrafo, El pase del testigo, Palacios plebeyos, Milongas, Blues). Sus películas han merecido premios y homenajes; entre ellas, se destacan La guerra de un hombre solo, Fantasmas de Tánger, Ronda nocturna y Nocturnos. Dirigió las obras de teatro Squash y Raptos y protagonizó el biodrama Cozarinsky y su médico dirigido por Vivi Tellas.
En 1973, compartió con José Bianco el premio de ensayo de La Nación con ‚Sobre algo indefendible‘, cuya versión ampliada integra esta edición con el título ‚El relato indefendible‘. Fue el primero de los prestigiosos premios que mereció su obra literaria. De 1974 a 1989 vivió en París.
Reside en Buenos Aires, donde concurre habitualmente a las milongas.