Los proyectiles no pueden esparcirse por todo el término de la ciudad. Así es que miramos líneas principales de comunicación y vías de escape. También dónde arda bien. Y usted sabe perfectamente igual que nosotros dónde está eso en una ciudad antigua. Nosotros no somos medievalistas, pero aun así también hemos oído que una ciudad como esa data del año 800 después de Cristo. Partiendo de eso, los lanzamientos tienen que concentrarse en los edificios que hagan esquina. Con eso lo vamos cerrando todo. En el caso ideal, un cerro de escombros a la entrada y a la salida de cada calle. El caso está cerrado y visto para sentencia cuando abrimos debidamente con explosivos los edificios a ambos lados de la calle. Entonces allá van palos, bidones y demás incendiarias para dentro. Y encima la tercera y cuarta oleada, otra vez explosivas e incendiarias. Eso nos da una retícula graneada también en transversal, aunque siempre repasemos por el mismo surco. Mire usted, los edificios intactos son difíciles de incendiar. Primero hay que descubrir los techos, abrir con explosivos agujeros que lleguen al segundo piso o de ser posible al primero, donde está lo combustible. En otro caso no tenemos incendio de área, ni tornado de fuego ni todo lo demás. Mi hermano es médico de la fuerza aérea. Es lo mismo que las curas de una herida muy extensa. No se puede limpiar una ya cicatrizada que ha hecho costra, como una ciudad se ha ido rehaciendo a lo largo de su historia, primero hay que reabrir la herida y rasparla de modo que tratemos con capilares frescos, y entonces se extiende por encima pomada y gasa.
Sobre el autor
Alexander Kluge nació en Halberstadt en 1932. Tenía trece años cuando la ciudad fue bombardeada, y este es el tema del presente libro. Doctor en derecho, estudioso de la historia y de la música, su trabajo en el ámbito del cine, la literatura y el ensayo es muy intenso. En 1963 fundó una productora cinematográfica, Kairos-Film, tres años después obtuvo el premio especial del jurado en el Festival de Venecia con su Una muchacha sin historia, y en 1968 el León de Oro por Artistas bajo la carpa del circo: perplejos.
Ha publicado libros de cuentos, novelas y ensayos. Entre sus últimas obras cabe destacar Der unterschätzte Mensch (2002, El hombre subvalorado), Tür an Tür mit einem anderen Leben (2006, Puerta a puerta con otra vida), Geschichten vom Kino (2007), etc., traducida recientemente al castellano (Historias del cine, 2010). También se han traducido al castellano El hueco que deja el diablo: historias del nuevo siglo (2007) y El contexto de un jardín. Discursos sobre las artes, la esfera pública y la tarea del autor (2014). En el año 2003 recibió el premio Georg Büchner y el T. W. Adorno en 2009.