Durante las últimas décadas, el trabajo intelectual y la actividad política de Angela Davis se han centrado en lo que ella denomina el «abolicionismo de la prisión». Este comprende una triple abolición: la abolición de la pena de muerte; la abolición del complejo industrial-penitenciario, que debe también incluir la abolición de sus componentes militares, como la tortura y el terror, y la abolición de todos los rastros y herencias de la esclavitud que han sido mantenidos y renovados por la pena capital y el sistema de prisiones en Estados Unidos, en especial con la implantación de las prisiones de máxima seguridad.
La investigación histórica y sociológica emprendida por Davis muestra que la abolición de la esclavitud y de su legado permanecerá inacabada mientras el castigo racial siga siendo una condición definidora del espacio público. Su riguroso análisis explica cómo la raza, el género y la clase han pasado a integrar una tecnología política de los cuerpos. El sistema carcelario se convierte, de este modo, en un dispositivo biopolítico que naturaliza la democracia racial vigente en Estados Unidos.
En la extensa conversación con Eduardo Mendieta incluida también en este libro, Davis pasa revista a su formación filosófica, su compromiso político, su propio encarcelamiento y la posterior campaña en favor de su liberación. Evoca además las principales figuras del pensamiento político afroamericano (como Frederick Douglass y W. E. B. Du Bois) que han influido en ella y comenta las revelaciones sobre las torturas en Abu Ghraib y los campos de detención en Guantánamo.
Sobre el autor
Icono del movimiento del orgullo negro en los años setenta, Angela Davis es internacionalmente conocida por su combate contra todas las formas de opresión, no solo en Estados Unidos. Su activismo político se inicia en su ciudad natal de Birmingham (Alabama), conocida como la Johannesburgo del Sur. Gracias a sucesivas becas, asiste a la Universidad de Brandeis, donde se convierte en discípula de Herbert Marcuse; amplía estudios en la Sorbona, desde donde sigue la lucha anticolonial de los argelinos, y completa su aprendizaje filosófico en Fráncfort, de la mano de Oskar Negt. Incitada por el creciente movimiento revolucionario de los negros en Estados Unidos, decide regresar y continuar sus estudios de doctorado en la Universidad de California (San Diego) con Marcuse. En esa época Davis se dedica a la causa de los Hermanos Soledad y se hace miembro del partido comunista.
En 1969 comienza su persecución política y es declarada por el FBI uno de los diez criminales más buscados de Estados Unidos. Tras su detención en 1971, la masiva campaña internacional «Free Angela Davis» y su propia defensa en el juicio acaban con el sobreseimiento de los cargos de asesinato, secuestro y conspiración criminal. En los años setenta, viaja a Cuba, donde reside por un tiempo, y a la Unión Soviética. Durante las décadas siguientes, enseña en la Universidad Estatal de San José (1980-1984) y luego en la Universidad de California (Santa Cruz), en el Departamento de Historia de la conciencia (1991-2008). Desde la publicación de su famosa «Autobiografía» (1974) ha escrito importantes libros que han transformado los estudios de raza y de género, articulando una de las más elocuentes y sólidas críticas del llamado complejo industrial-penitenciario.