La princesa de Éboli muestra la audacia de una mujer que, como bien indica Nacho Ares, no aceptó el rol que deparaba la época al género femenino, y que se enfrentó sin miramientos -y el adjetivo que escojo aquí sí tiene que ver con el estado tuerto de doña Ana de Mendoza- al hombre más poderoso de su tiempo. Una carta dirigida a su marido, escrita en la fortaleza de Simancas, cerca de Valladolid, el 8 de enero de 1558, expresa de forma diáfana su pensamiento: ‘pudiera yo hacer de mí todo lo que quisiera’. Decía Ortega y Gasset que ‘muchos hombres, como los niños, quieren una cosa, pero no sus consecuencias’. Y allí está doña Ana de Mendoza de la Cerda y de Silva Álvarez de Toledo, princesa de Éboli, quien lo tenía todo, apostó contra todo, perdió todo y encaró con fortaleza y aplomo su destino.
Sobre el autor
José Ortega Munilla, padre del filósofo José Ortega y Gasset, nació en Cárdenas, Matanzas, Cuba, el 26 de octubre de 1856 y, siendo de padres españoles, residió en Madrid desde su niñez. Estudió en los seminarios de Cuenca y Gerona y cambió sus intereses eclesiásticos por las leyes. Colaboró en numerosos periódicos y revistas de su tiempo. Tras el matrimonio con la hija de Eduardo Gasset, Dolores Gasset y Chinchilla, efectuado el 9 de junio de 1881, se convirtió en copropietario de un periódico. Falleció el 30 de diciembre de 1922. Escribió novelas, cuentos, y libros de viaje. Fue miembro de número de la Real Academia Española.