Continuación de la anterior novela De la Tierra a la Luna, donde dejamos a nuestros simpáticos personajes metidos en una gigantesca bala de cañón rumbo a la Luna. Julio Verne no quiso dejarnos con la duda sobre el destino de sus personajes, y escribió esta novela para cerrar la aventura. El proyectil, dotado de todas las comodidades de la época, siguió su curso, no sin ciertos percances debidos a la ausencia de gravedad, que luego han resultado sorprendentemente reales. Cómo lograron llegar, ver y volver, es el secreto que el autor desvela a los lectores. Verne crea personajes entrañables y, sobre todo, consigue adelantarse al futuro de un modo sorprendente. La imaginación y espíritu pedagógico de Julio Verne puede ser de gran ayuda para despertar el interés práctico hacia las matemáticas, la física, la química o la geografía.
Tabla de materias
Capítulos I a XXIII
Sobre el autor
Julio Verne (Nantes 1828-Amiens 1905), fue un escritor, dramaturgo y poeta francés, célebre por sus novelas de aventuras y por su gran influencia en el género literario de la ciencia ficción. Nacido en una familia burguesa, estudió para continuar los pasos de su padre, Pierre Verne, como abogado pero muy joven decidió abandonar ese camino para dedicarse a la literatura. Su colaboración con el editor Pierre-Jules Hetzel dio como fruto la creación de Viajes extraordinarios, una popular serie de novelas de aventuras escrupulosamente documentadas y visionarias entre las que se incluían las famosas De la Tierra a la Luna (1865), Veinte mil leguas de viaje submarino (1870), La vuelta al mundo en ochenta días (1872) o La isla misteriosa (1874). Ya antes había publicado Cinco semanas en globo (1863) y Viaje al centro de la Tierra (1864). Es uno de los escritores más importantes de Francia y Europa gracias a la influencia de sus libros en la literatura vanguardista y el surrealismo, y desde 1979 es el segundo autor más traducido en el mundo, después de Agatha Christie. Se le considera, junto a H. G. Wells, uno de los «padres de la ciencia ficción». Fue condecorado con la Legión de Honor en 1892 por sus aportes a la educación y a la ciencia.