Escrito en 1848 por dos revolucionarios de 28 y 30 años, olvidado o revitalizado según el momento histórico, el Manifiesto Comunista se irradió por todo el globo y se tradujo a todas las lenguas, excediendo largamente la esfera del movimiento obrero y las izquierdas. Incluso después del fin del comunismo soviético y la declinación de los partidos marxistas, el Manifiesto se afirma como el clásico político más influyente, con mucho que decir al mundo en las primeras décadas del siglo XXI.
Todavía hoy, a más de un siglo y medio de su aparición, nuestro lenguaje político y nuestra imaginación histórica siguen siendo tributarios de sus vigorosos conceptos y sus imágenes poderosas: el fantasma del comunismo que recorre el mundo, la historia de la sociedad humana como lucha de clases, un mundo crecientemente globalizado por una expansión irrefrenable del capital, una burguesía que –como un mago incapaz de controlar las potencias que desencadenan sus propios conjuros– no puede existir sin revolucionar incesantemente sus propios medios de producción, un capitalismo que en su expansión sólo aplaza una crisis final resultante de la contradicción insalvable entre el crecimiento de las fuerzas productivas y el estrecho marco de sus relaciones de producción y propiedad.
La presente edición, que incluye los sucesivos prólogos escritos por los autores, cuenta con una deslumbrante introducción de Eric Hobsbawm, que lee el Manifiesto desde la perspectiva del presente, señalando su poder predictivo y la asombrosa vitalidad de sus hipótesis, capaces de sobrevivir al vendaval de la historia. En una traducción revisada y anotada por Horacio Tarcus, a fin de reponer el contexto imprescindible para nuevas generaciones de lectores, el texto vuelve a mostrar que, además de ser una pieza única de retórica revolucionaria, es la más concisa y la más sugestiva caracterización del capitalismo.
Sobre el autor
Karl Marx Nació en 1818 en Tréveris. Estudió en contacto con la izquierda hegeliana y en 1843 emigró a París. De esos años son Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel y Sobre la cuestión judía, y el comienzo de su perdurable colaboración con Engels: tras madurar el materialismo histórico, publicaron el Manifiesto durante las revoluciones de 1848. Exiliado en Londres, inició los estudios que sistematizó en El capital e impulsó la reunificación del movimiento obrero europeo. Reseñó la Comuna de París de 1871 –La Guerra Civil en Francia– y, hasta su muerte en 1883, enfrentó a la socialdemocracia –Crítica al Programa de Gotha–, y contactó a los primeros revolucionarios rusos. Friedrich Engels Nació en Barmen en 1820. Adhirió a la izquierda hegeliana. A fines de 1842, estudió en Inglaterra la situación social y la acción de la clase obrera. Indagó la lucha de clases, el factor económico y su incidencia en la historia, y criticó la economía política clásica. Además del Manifiesto, escribió en colaboración con Marx obras como La Sagrada Familia y La ideología alemana. Cuidó la edición de los últimos volúmenes de El capital y otros textos póstumos. Publicó el influyente El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado y el Anti-Dühring, y tuvo un papel decisivo en el movimiento obrero, de la ‘Liga de los Justos’ a las dos primeras Internacionales. Murió en 1895.