Escrita por Federico García Lorca, La casa de Bernarda Alba cuenta la vida de una familia rica en la que acaba de morir el padre.
Ejerciendo de cabeza de familia, Bernarda Alba intentará preservar a sus cinco hijas. Las protege de los hombres del pueblo, ya que los considera indignos de ellas. Al aparecer en el lugar Pepe el Romano, de hecho el único personaje masculino, se generan expectativas amorosas entre las tres hermanas.
Luego, en un episodio de celos, una de ellas, Martirio, delata las relaciones de su hermana Adela con el mozo. Bernarda lo ahuyentará con un disparo de escopeta y hará creer a su hija Adela que lo ha matado. Adela se suicidará por ello. Bernarda, dominada por el temor al «qué dirán», solo se preocupará de que la versión oficial ponga de relieve que su hija murió virgen.
Escrita en sus últimos meses de vida, Lorca volcó en esta obra de teatro muchos de sus temas recurrentes. Aquí se habla del honor, la muerte o la familia. Lorca crea así una obra maestra atemporal que nos habla de la España profunda de principios del siglo XX.
El centro de la trama es una familia peculiar. La de Bernarda Alba, una mujer de carácter fuerte y tiránica que encerrando a sus cinco hijas castra sus libertades y sus juventudes.
Lorca no pudo ver representada La casa de Bernarda Alba. La obra no se estreno ni publicó hasta 1945, en Buenos Aires, gracias a la iniciativa de la actriz Margarita Xirgu.
Federico García Lorca (1898-1936, España) fue uno de los poetas y dramaturgos más destacados del siglo XX.
A los treinta y ocho años, durante la Guerra Civil Española, fue fusilado por el bando golpista del general Franco. Entre su obra, cabe destacar los poemarios Poema del cante jondo, Romancero gitano y Poeta en Nueva York; y las obras teatrales Mariana Pineda, Bodas de sangre, Yerma, Doña Rosita la soltera o La casa de Bernarda Alba.
About the author
Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, 1898-Víznar, 1936). España.
Hijo de un acomodado propietario de tierras y de una maestra de escuela del pueblo perteneciente a una buena familia de Granada.
Recibió de su madre las primeras lecciones, y de su tía Isabel, que vivía con ellos, las primeras nociones de música (guitarra y piano).
Ya en la infancia montó Federico sus infantiles obras de títeres, además de iniciar su afición por el dibujo. También entró en contacto con el folclore popular andaluz gracias a los ‘tablaos’ flamencos que organizaba la familia.
Sensible, zalamero e ingenioso, Federico fue un muchacho más bien volátil y no destacó en sus estudios, aunque sí por su afición a la lectura y su desbordante imaginación.
En 1909, la familia se trasladó a Granada, donde Federico estudió el bachillerato en el colegio del Sagrado Corazón (no religioso, pero sí tradicionalista), cuyo título sólo obtuvo en 1915, y gracias a ciertas recomendaciones. Pudo así ingresar en la Universidad de Granada, en las que empezó a estudiar filosofía y letras y derecho.
Su experiencia universitaria fue análoga a la de bachiller; Federico encantaba a todos con su ingenio y su conversación, pero el estudio se le hacía cuesta arriba. En realidad, nunca finalizó la carrera de filosofía, aunque sí la de derecho, en 1923.
Antes, en 1917, Federico realizó un viaje de estudios por Castilla y Andalucía en el que conoció a Unamuno (en Salamanca) y a Antonio Machado (en Baeza). Este viaje daría lugar a su primer libro, Impresiones y paisajes, publicado en 1918.
En Granada, su contacto con el ambiente cultural se extendió al Ateneo y al Centro Artístico Granadino, donde trabó amistad con el compositor Manuel de Falla, además de promover y participar en unas tertulias más vanguardistas, como la del café Alameda (a la que llamaron tertulia del ‘Rinconcillo’) y la de la taberna del Polinario, de ambiente flamenco.
De hecho, la música y su estudio fue durante muchos años su mayor pasión, llegando a conseguir un buen nivel de interpretación al piano. Quizá su carrera se habría orientado en este sentido si sus padres no se hubieran opuesto a que Federico marchara a París a continuar sus estudios musicales, como le había aconsejado Falla hacia 1920.
No obstante, las tentativas poéticas iniciadas hacia 1916 y materializadas con la publicación de su primer poemario, Libro de poemas, en 1921, inclinarían a Lorca hacia la escritura.
Sin duda, su contacto con poetas y literatos jóvenes y otros ya experimentados en su paso por la famosa Residencia de Estudiantes de Madrid, entre 1919 y 1928, también influyeron en la adopción de la vía literaria. Entre sus más allegados entonces figuraban Salvador Dalí, Luis Buñuel, Pepín Bello, Emilio Prados, Rafael Alberti, Moreno Villa y, algo más adelante, Vicente Aleixandre.
Fue fusilado por el franquismo en 1936.