El propio Federico García Lorca, profundo conocedor de la historia del cante jondo, supo referirlo en una conferencia suya y vaticinar algunas de las intenciones de su Poema del cante jondo:
‘El ‘cante jondo’ se acerca al triunfo del pájaro y a las músicas naturales del chopo y la ola; es simple a fuerza de vejez y de estilización. Es, pues, un rarísimo ejemplar de canto primitivo, el más viejo de toda Europa, donde la ruina histórica, el fragmento lírico comido por la arena, aparecen vivos como en la primera mañana de su vida.
(…)
Las coincidencias que el maestro Falla nota entre los elementos esenciales del ‘cante jondo’ y los que aún acusan algunos cantos de la India, son:
El inarmonismo como medio modulante; el empleo del ámbito melódico que rara vez traspasa los límites de una sexta, y el uso reiterado y hasta obsesionante de una misma nota, procedimiento propio de ciertas fórmulas de encantamiento y hasta de aquellos recitados que pudiéramos llamar prehistóricos, lo que ha hecho suponer a muchos que el canto es anterior al lenguaje.
Por este modo llega el cante jondo, especialmente la ‘siguiriya’ gitana, a producir la impresión de una prosa cantada, destruyendo toda sensación de ritmo métrico aunque en realidad son tercetos o cuartetos asonantados los textos de sus poemas.’
About the author
Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, 1898-Víznar, 1936). España.
Hijo de un acomodado propietario de tierras y de una maestra de escuela del pueblo perteneciente a una buena familia de Granada.
Recibió de su madre las primeras lecciones, y de su tía Isabel, que vivía con ellos, las primeras nociones de música (guitarra y piano).
Ya en la infancia montó Federico sus infantiles obras de títeres, además de iniciar su afición por el dibujo. También entró en contacto con el folclore popular andaluz gracias a los ‘tablaos’ flamencos que organizaba la familia.
Sensible, zalamero e ingenioso, Federico fue un muchacho más bien volátil y no destacó en sus estudios, aunque sí por su afición a la lectura y su desbordante imaginación.
En 1909, la familia se trasladó a Granada, donde Federico estudió el bachillerato en el colegio del Sagrado Corazón (no religioso, pero sí tradicionalista), cuyo título sólo obtuvo en 1915, y gracias a ciertas recomendaciones. Pudo así ingresar en la Universidad de Granada, en las que empezó a estudiar filosofía y letras y derecho.
Su experiencia universitaria fue análoga a la de bachiller; Federico encantaba a todos con su ingenio y su conversación, pero el estudio se le hacía cuesta arriba. En realidad, nunca finalizó la carrera de filosofía, aunque sí la de derecho, en 1923.
Antes, en 1917, Federico realizó un viaje de estudios por Castilla y Andalucía en el que conoció a Unamuno (en Salamanca) y a Antonio Machado (en Baeza). Este viaje daría lugar a su primer libro, Impresiones y paisajes, publicado en 1918.
En Granada, su contacto con el ambiente cultural se extendió al Ateneo y al Centro Artístico Granadino, donde trabó amistad con el compositor Manuel de Falla, además de promover y participar en unas tertulias más vanguardistas, como la del café Alameda (a la que llamaron tertulia del ‘Rinconcillo’) y la de la taberna del Polinario, de ambiente flamenco.
De hecho, la música y su estudio fue durante muchos años su mayor pasión, llegando a conseguir un buen nivel de interpretación al piano. Quizá su carrera se habría orientado en este sentido si sus padres no se hubieran opuesto a que Federico marchara a París a continuar sus estudios musicales, como le había aconsejado Falla hacia 1920.
No obstante, las tentativas poéticas iniciadas hacia 1916 y materializadas con la publicación de su primer poemario, Libro de poemas, en 1921, inclinarían a Lorca hacia la escritura.
Sin duda, su contacto con poetas y literatos jóvenes y otros ya experimentados en su paso por la famosa Residencia de Estudiantes de Madrid, entre 1919 y 1928, también influyeron en la adopción de la vía literaria. Entre sus más allegados entonces figuraban Salvador Dalí, Luis Buñuel, Pepín Bello, Emilio Prados, Rafael Alberti, Moreno Villa y, algo más adelante, Vicente Aleixandre.
Fue fusilado por el franquismo en 1936.