Existe un amplio consenso según el cual los mercados son la forma más eficiente de organizar la producción y la distribución de bienes en economías complejas, el remedio mágico para todos los males de la burocracia y el control estatal. Sin embargo, a muchos les resulta inadmisible que el criterio de la oferta y la demanda se aplique por igual tanto al comercio de automóviles o indumentaria como al trabajo infantil, los órganos humanos, los servicios reproductivos, el sexo, las armas o las drogas adictivas. Ciertos mercados parecen atentar contra valores humanos fundamentales. Debra Satz, una de las voces más originales de la filosofía política contemporánea, sostiene que hay razones para limitar el ámbito de las cosas que el dinero puede comprar y explica cómo deberían responder las políticas sociales ante este tema.
Discrepando con los enfoques puramente económicos, que ponen en primer lugar la eficiencia como rasgo inherente a todos los mercados, y también con los enfoques igualitaristas, que proponen actuar no sobre los mercados sino sobre las inequidades de origen y la redistribución de la riqueza, Satz presenta su teoría acerca del carácter pernicioso de ciertos mercados, capaces de malograr capacidades humanas o de fomentar la existencia de relaciones jerárquicas objetables, de sumisión o de esclavitud, entre las personas. Los mercados de los servicios de salud, de educación o de trabajo tienen efectos sobre quiénes somos, qué podemos hacer y qué tipo de sociedad podemos alcanzar.
Frente a esto, discute las potenciales medidas de intervención, desde la prohibición hasta la modificación de los derechos de propiedad o la política distributiva, analiza controversias actuales como las referidas a la prostitución o el tráfico de órganos y ofrece criterios para pensar con mayores matices la compleja relación entre mercados e igualdad social.
A propos de l’auteur
Debra Satz, nacida en el Bronx, se formó en el City College de Nueva York y se doctoró en filosofía en el MIT. Es docente de filosofía social y política, ética y estudios sociales en la Universidad de Stanford, donde fue directora del Programa de Ética y Sociedad y, actualmente, del Centro de Ética. Como profesora titular y visitante en numerosas instituciones, recibió los premios más importantes a la excelencia. Participa en el comité de edición de diversas revistas académicas y en programas interdisciplinarios sobre políticas públicas, temas ambientales y de justicia internacional, así como en estudios comparativos acerca de la pobreza y la desigualdad.
Es cofundadora y docente de varios centros de acción comunitaria, como el Hope House Scholars Program, que ofrece a mujeres en prisión la posibilidad de analizar su experiencia personal en términos de ética, filosofía moral y justicia social.