Fábula magistral sobre las misteriosas relaciones entre el escritor y su público, pieza de impecable factura, engrasada como un buen reloj, La figura de la alfombra indaga sobre la naturaleza mudable de la creación artística.
La figura de la alfombra, escrita en 1896, es una de las más inspiradas bromas literarias de James, una obra maestra de los dobles entendidos, que embarca al lector en una delicada trama de equívocos librescos. El narrador, un innominado crítico inglés, se topa con Hugh Vereker, un escritor de culto que le revela solo a medias la presencia en su obra de una especie de ‘secreto fundamental’ que lo permea todo, como la compleja trama de hilos de una alfombra persa. El narrador se embarca entonces en una desesperada búsqueda de la misteriosa pauta, para lo cual no dudará en llevar a la perdición a su mejor amigo, Corvick, y a la prometida de éste, Gwendolyn.
A propos de l’auteur
Henry James nació el 15 de abril de 1843 en Nueva York, en el seno de una familia de clase acomodada. Su padre fue uno de los más notables intelectuales norteamericanos del XIX, amigo personal de escritores como Thoreau, Emerson y Hawthorne.
En su juventud, James viajó varias veces a Europa, y estudió con tutores particulares en Ginebra, París, Bolonia y Bonn. A los diecinueve años se matriculó en la Facultad de Derecho de Harvard, pero la dejó poco tiempo después, decidido a dedicar su vida a leer libros, y no a estudiar leyes. En 1865 publicó su primer relato, ‘A Tragedy of Errors’, y comenzó a colaborar con revistas como Nation y Atlantic Monthly. Desde temprana edad, James fue un ávido lector de los clásicos ingleses, americanos, franceses, alemanes y rusos, algo que influyó poderosamente en su narrativa. Su primera novela, Watch and Ward (1871) fue escrita mientras vivía en París, donde trabajaba como colaborador del New York Tribune. Poco después se mudaría a Inglaterra, y residiría en Londres hasta que se trasladó definitivamente a Rye, en el condado de Sussex. Allí se consagró al oficio de escribir, ocupación que no abandonaría en toda su vida. James, a pesar de ser considerado uno de los maestros indiscutibles de la novela moderna, apenas logró extraer ningún ingreso de lo que escribía. Sus obras maestras, ejemplos inmortales de introspección psicológica, indagan en el conflicto entre la sofisticación de la vieja sociedad europea y el empuje de los nuevos americanos. En su obra cabe destacar novelas como Daisy Miller (1879), Retrato de una dama (1881), Las bostonianas (1886), Lo que Maisie sabía (1897), Las alas de la paloma (1902) y sobre todo Los embajadores (1903), considerada su obra más acabada. El estallido de la Primera Guerra Mundial supuso un shock para el escritor que, en 1915, decidió adoptar la ciudadanía británica en muestra de lealtad al país que lo había acogido y como protesta por la negativa de Estados Unidos a entrar en la guerra. El 2 de diciembre de 1915 sufrió un derrame cerebral. Murió tres meses más tarde, en su casa de Rye.