En La dama del olivar, de Tirso de Molina, las alusiones a la Orden de la Merced en la obra se vinculan a su misión redentora y a su devoción a la Virgen María como intercesora y protectora de los cautivos secuestrados durante las cruzadas o los altercados navales en el Mediterráneo.
La construcción del monasterio en el olivar, solicitada por la Virgen en la obra, refleja el compromiso de la orden de establecer lugares sagrados y centros de culto para honrar a la Virgen y fortalecer la fe de los fieles.
En el primer acto de La dama del olivar, se menciona la fiesta en honor a la Virgen organizada por Maroto, el pastor devoto. Esta fiesta está relacionada con la fundación de la Orden de la Merced, ya que la Virgen María es considerada la redentora de los cautivos. A través de la alabanza y la devoción de los pastores hacia la Virgen, se establece una conexión entre la devoción mariana y la labor redentora de la orden.
Además, durante la primera aparición de la Virgen María en el olivar, se mencionan los votos y fundamentos de los mercedarios. La Virgen explica que aquellos que sean miembros de la orden deben mortificar sus gustos y someterse a la voluntad ajena. Esta referencia muestra cómo la devoción y la obediencia de Maroto, el devoto pastor, se alinean con los valores y la disciplina de la Orden de la Merced.
Asimismo, la aparición de la Virgen en el olivar y sus peticiones a Maroto y don Gastón están relacionadas con la construcción de un monasterio. La Virgen les pide que levanten un templo en el olivar, lo cual está vinculado a la edificación de monasterios por parte de la Orden de la Merced. Esta referencia destaca la importancia de la devoción mariana y la construcción de lugares sagrados en el contexto de la orden religiosa.
La misión principal de la Orden de la Merced, también conocida como Orden de Nuestra Señora de la Merced, era la redención y liberación de los cristianos cautivos en manos de los musulmanes durante la Edad Media. Fue fundada en el siglo XIII en Barcelona, España, por San Pedro Nolasco y otros religiosos con el propósito de rescatar a aquellos que habían sido capturados y estaban sufriendo esclavitud o prisión.
Los mercedarios se comprometieron a realizar misiones de rescate, recolectar fondos para el rescate de cautivos y establecer acuerdos con los gobernantes musulmanes para liberar a los prisioneros. Su labor se centraba en llevar a cabo acciones heroicas y arriesgadas para rescatar a los cristianos que se encontraban en peligro y sufrían persecución.
Tentang Penulis
Tirso de Molina (Madrid, 1584-Almazán, 1648). España.
Su verdadero nombre fue Gabriel Téllez, y nació hacia 1580-84 en Madrid. Su ascendencia no está documentada, y se ha especulado (con poca solidez) sobre la posibilidad de que fuera hijo ilegítimo del duque de Osuna, Pedro Téllez-Girón, uno de los personajes más influyentes en la vida pública del momento. También se cree que sus padres debieron ser sirvientes de los condes de Molina, cuyo apellido adoptaría más tarde Gabriel al ordenarse monje como fray Tirso de Molina.
Tras realizar estudios en la Universidad de Alcalá de Henares, donde debió conocer a Lope de Vega, Tirso de Molina ingresó en el convento de la orden de la Merced de Guadalajara, en noviembre de 1600, y tomó los hábitos dos meses y medio después, en el monasterio de San Antolín, en la misma ciudad. En 1606 se ordenó sacerdote en Toledo, donde estudió artes y teología. Desde Toledo haría diversos viajes por la Península (Galicia, Salamanca, Lisboa y otras ciudades), con una estancia de dos años (1614-15) en el monasterio de Estercuel, en Aragón. También estuvo en América, y más concretamente en Santo Domingo, entre 1616 y 1618, experiencia que reflejaría en algunas obras. A su regreso, instalado en Madrid, fueron apareciendo sus comedias profanas, mal recibidas por las autoridades eclesiásticas y políticas, que lo apartaron primero a Sevilla y, años después (1625), a Cuenca.
Tirso de Molina, que había empezado a divulgar sus obras de teatro hacia 1605 o antes, hubo de esquivar críticas políticas y religiosas respecto a la ligereza y supuesta inmoralidad de muchas de ellas (sobre todo, las sátiras y las comedias), lo que lo obligó a escribir gran parte de sus textos en el anonimato, cosa que hizo tanto en sus encierros de Sevilla y Cuenca. La reclusión en Cuenca se levantó hacia 1626, pasando después a ostentar diversos cargos eclesiásticos en Trujillo, Madrid, Toledo y Cataluña. Durante la estancia de Tirso en Cataluña, al mismo tiempo que escribía su obra literaria, redactó la crónica de su orden, Historia general de la orden de la Merced. Dicho texto le valió que el papa Urbano VIII le concediera el grado de maestro y cronista general de su orden en 1639, pero nuevos enfrentamientos con miembros mercedarios lo condujeron a un nuevo retiro a Cuenca al año siguiente, de donde sólo saldrá, en 1645, con la encomienda del convento mercedario de Soria, retiro en el que pasará sus últimos años.
Tirso de Molina murió en la localidad soriana de Almazán en 1648.