Ómnibus Bianca 446
Un amor en el recuerdo
Annie West
Un espléndido baile de máscaras no era lugar para la poco agraciada recepcionista Carys Wells. Acostumbrada a pasar desapercibida entre los famosos, se sentía vulnerable ante la mirada ardiente de un hombre enmascarado. Lo que menos se imaginaba era que era el mismo del que había huido dos años antes y que su magnetismo sexual volvería a causar su perdición.
Amor en Roma
Susanne James
A primera vista, Emily ofrecía un aspecto recatado y remilgado, pero a Giovanni Boselli le parecía una mujer sencillamente irresistible.
Emily había ido a Roma por trabajo y lo último que se esperaba era que un italiano de arrebatadora sonrisa y ojos oscuros intentara seducirla. Pero su asombro sería aún mayor al descubrir que su admirador era el célebre heredero del imperio Boselli…
Amante de un príncipe
Sabrina Philips
Era la noche de una subasta de arte en Londres y a Cally Greenway estaban a punto de encargarle el trabajo de restauración de sus sueños… pero el cuadro fue a parar a manos de un pujador anónimo. Desolada y abatida, Cally encontró refugio en los brazos de un guapo e implacable desconocido. El hombre que había comprado su querido cuadro, ¡el príncipe de Montéz!
Circa l’autore
Annie pasó sus primeros años de formación escolar en la costa oriental de Australia y creció en una familia que adoraba la lectura. En cuanto aprendió a leer buscaba libros de cuentos y analizaba minuciosamente las ilustraciones. En su mente, ella era siempre la princesa del baile, Rapunzel y La Bella Durmiente y desde luego, La Cenicienta. ¿Podemos ver alguna tendencia aquí? Los viajes a la biblioteca se convirtieron en algo regular para Annie porque podía entrar en mundos lejanos y soñar despierta sintiéndose la protagonista de cualquier libro que estuviera leyendo.
Se aficionó enseguida a la novela romántica. En la adolescencia pasaba tardes enteras jugando al tenis con su mejor amiga. Entre juego y juego iban a la casa de su amiga para recuperarse, y en esa casa había un montón de libros, todos con el distintivo de una rosa en la cubierta. Así es como Annie descubrió la novela romántica y desde entonces se hizo adicta a todos esos tipos silenciosos y fuertes, italianos con miradas penetrantes, orgullos aristócratas españoles y al resto. No le importaban nada los chicos del colegio.
Afortunadamente encontró su propio protagonista cuando estudiaba en la universidad. A pesar de esto, se graduó en cultura clásica. También era afortunada porque viajó a través de Egipto y Grecia, ‘recorrió a pie’ Nueva Zelanda, hizo turismo por Europa e incluso vivió en Alemania.
Annie salió de la universidad sin una idea definida de qué hacer y se decidió por ser funcionaria. ¡El trabajo ideal para una escritora! En su primer trabajo fijo se pasó seis semanas corrigiendo varias versiones del manual de compras del gobierno australiano. Durante años Annie escribió y corrigió, redactó y revisó los planes gubernamentales, las cartas para el gabinete ministerial y los informes del parlamento. Todos ellos fueron una base para una futura escritora.
Entonces ocurrió lo inevitable. Annie decidió escribir novelas románticas. Esos libros habían sido una constante a través de los años para cambiar de trabajo y viajar. Su oportunidad llegó cuando tuvo la baja para cuidar de sus hijos. Entre las actividades preescolares y las escolares escribió la primera novela.
Le costó varios años, muchos escritos y algunos rechazos antes de que ocurriera… La aceptación a finales del 2005 de su primera historia para Harlequin.
Annie vive con su protagonista (con el mismo después de tanto tiempo) y sus niñas en el norte de Sydney.
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