Parece claro que la felicidad es el fin último al que aspira la vida humana. Pero ¿cuál es la verdadera esencia de la felicidad? A esta espinosa cuestión se enfrenta Aristóteles (384 – 322 a. C.) en la Ética a Nicómaco.
Resultado de la selección realizada por su hijo Nicómaco con las notas que el propio autor utilizaba para sus lecciones en el Liceo, la obra resume las claves de la reflexión moral de su autor. Y aún más meritorio es el hecho de haber sido él quien, por vez primera en la literatura universal, aborda la disciplina como rama filosófica independiente. Para Aristóteles, la ética, ciencia de los hábitos y el carácter, no es un saber meramente teórico, sino que despliega una dimensión práctica en la búsqueda de la virtud, el bien más preciado por ser patrimonio del alma.
Circa l’autore
ARISTÓTELES (384-322 a. C.) es un gigante del pensamiento occidental. Ha sido un referente a lo largo de los siglos en un gran número de campos del saber: política, ética, lógica, literatura, retórica, biología, meteorología, botánica, etc., y en más de un caso fue él precisamente quien sentó las bases para el desarrollo de estas disciplinas. Nacido en Estagira, viajó a Atenas para ingresar en la Academia platónica, donde permaneció dos décadas. Tras abandonar la ciudad y vivir en Assos y Lesbos, Aristóteles regresó a Atenas y fundó su famoso Liceo, donde culminó gran parte de su obra. Entre las obras más célebres de su Corpus Aristotelicum se cuentan: Física, Acerca del alma, Metafísica, Política, Ética a Nicómaco, Retórica y Poética.