Los tratados de Bartolomé de las Casas son alegatos en favor de los indios. El más célebre de éstos, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, no fue publicado hasta 1552. De las Casas se interesa por las condiciones de los habitantes autóctonos del Nuevo Mundo y describe sus maravillas.
Así escribe, por ejemplo, sobre el tabaco:
son unas hierbas secas metidas en una cierta hoja, seca también, a manera de mosquete hecho de papel, de los que hacen los muchachos la pascua del Espíritu Santo; y, encendida por la una parte dél, por la otra chupan o sorben o reciben con el resuello para adentro aquel humo, con el cual adormecen las carnes y casi emborrachan.
Junto a pasajes como el anterior, con apasionadas descripciones del Nuevo Mundo, Bartolomé de las Casas reflexiona sobre la Conquista y sus secuelas.
Desde entonces el «genocidio» fue la idea de referencia a la hora de pensar en la experiencia americana.
Brevísima relación de la destrucción de las Indias sufrió en 1660 la condena del Tribunal de la Inquisición. Se le consideró «un libro pernicioso para el justo prestigio nacional».
El alegato de Bartolomé de las Casas cuestionó de manera incisiva y explícita los métodos, los procedimientos y las acciones violentas de la conquista española. Condenó también formas encubiertas de la esclavitud como las encomiendas. Denunció, además, el exterminio masivo de la población indígena, así como también alertó de los desastrosos efectos ecológicos sobre la naturaleza americana.
Circa l’autore
Bartolomé de las Casas (Sevilla, 1474-Madrid, 1566). España.
En 1502 fue a La Española (hoy República Dominicana) para hacerse cargo de las propiedades de su padre. Diez años después fue el primer sacerdote ordenado en América. Más tarde vivió en Cuba y obtuvo numerosas riquezas gracias a los repartimientos y encomiendas. En 1514 regresó a España, y renunció a todas sus propiedades. Afectado por su experiencia americana, pretendió imponer un nuevo modelo de evangelización y se convirtió en un ferviente defensor de los derechos de los indios.
Sin embargo, su actitud provocó la enemistad de obispos, gobernadores y miembros del poderoso e influyente Consejo de Indias. En 1520 volvió a América para poner en práctica en Cumaná (Venezuela) sus ideas sobre una colonización pacífica. Fracasó. Años después predicó en tierras de Nicaragua y Guatemala, hasta que en 1540 regresó a España, donde fue uno de los más destacados impulsores de las Leyes Nuevas (1542).
Nombrado obispo en Sevilla, en 1544, tomó posesión de la diócesis de Chiapas (provincia de la capitanía general de Guatemala), allí denunció los crímenes de los colonos. Tuvo muchos enemigos. En 1546 pasó a México y un año después regresó a España.
Durante esta época redactó su Historia de las Indias (1552-1561), publicada en 1875. Su defensa de los indígenas le hizo reclamar la presencia de negros africanos para que trabajasen como esclavos en América en lugar de aquéllos.