‘Este libro es un texto mestizo, tanto política como estéticamente. En él se entrecruzan autobiografía, ensayo y poesía con una escritura que desafía la linealidad narrativa y se desliza entre las lenguas que definieron las experiencias vitales de Anzaldúa: español, inglés, náhuatl, mexicano norteño, tex-mex, chicano y pachuco, para producir un nuevo discurso crítico que impide esencialismos y pretende, por el contrario, celebrar las múltiples identidades en las que se reconocen los sujetos fronterizos y que dan forma a la conciencia de la llamada Nueva Mestiza.
Anzaldúa desarrolla, por un lado, una redefinición de la identidad nacional chicana, fundada en el mito de Aztlán, así como una transformación del discurso de mestizaje ideado por Vasconcelos, para proponer un nuevo sujeto mestizo mujer: la Nueva Mestiza, sujeto heterogéneo, marginal y de herencia indígena; mujer de color, lesbiana y habitante de la frontera, cuya identidad se construye a partir de sus luchas y de su origen racial, lingüístico e histórico, y cuyo reconocimiento problematiza la universalidad heteronormativa, patriarcal y excluyente con la que el colectivo y el movimiento chicanos habían concebido su discurso de identidad étnica.’
María Teresa Vera-Rojas
Circa l’autore
Gloria Anzaldúa. Valle del Río Grande (EE.UU.), 1942 – Santa Cruz (EE.UU.), 2004
Académica, activista chicana, lesbiana, feminista, escritora y poeta, Anzaldúa trabajó como maestra de escuela antes de completar su maestría y sus estudios de doctorado en Literatura Comparada en la Universidad de Texas, en Austin. En 1977 se mudó a California, donde se dedicó a escribir mientras trabajaba como catedrática en la Universidad Estatal de San Francisco, la Universidad de California en Santa Cruz y la Universidad Atlántica de Florida, entre otras.
El espacio de Anzaldúa mezcla culturas, idiomas, prosa y poesía, sexualidad y género. Su singular escritura ha contribuido a la definición del feminismo, así como al área cultural de la teoría chicana y queer. Anzaldúa es una mujer muy espiritual, su abuela era curandera y en muchos de sus trabajos invoca su devoción a la Virgen de Guadalupe, divinidades náhuatl-toltecas, y la mitología yoruba de Orishas como Yemayá y Oshún. En sus últimos escritos desarrolló un activismo espiritual para describir el modo en que los actores sociales contemporáneos pueden mezclar la espiritualidad con la política para lograr un cambio revolucionario.