Es poco probable que en los últimos dos siglos haya existido un autor en lengua alemana tan influyente como Heinrich Heine. No sólo tuvo justa fama como poeta, crítico y ensayista exquisito, sino que el rastro de su pensamiento y su obra puede encontrarse en todas las grandes figuras de la Alemania del siglo XIX: Marx y Engels le citan como un visionario por sus opiniones filosóficas y religiosas. Sigmund Freud y Friedrich Nietzsche acreditan su influencia en sus textos, y Richard Wagner, entre otros, empleó temas heinianos para dos de sus óperas. Es justo decir que Heine, con su ingenio, su agudeza y su fino sentido de la sátira, fue una de las grandes luminarias del Romanticismo y, a pesar de ello, también su verdugo. En este volumen se publican tres de las obras narrativas más ácidas e íntimas de este genio singular.
Circa l’autore
Christian Johann Heinrich Heine (1797-1856) fue un gran poeta del fin del Romanticismo. La devoción que sienten los alemanes por Heinrich Heine, sólo puede compararse a su admiración por Goethe. Fue un romántico que penetró a fondo en el espíritu popular y ridiculizó como nadie, con ironía volteriana, los desvarios de la escuela romántica. Fue un lírico de extraordinaria sutileza y a la par punzante sorna y causticidad. Escribió canciones y baladas de cristalina espontaneidad (Libro de las canciones) y a la par fue un maestro de la sátira política y social, un fustigador mordaz e implacable de las lacras de su tiempo. Entre sus libros destacan títulos como los citados ‘Intermezzo lírico’ (1823), ‘Libro de las canciones’ (1827), ‘Cuadros de viaje’ (1826-1831), ‘Historia de la religión y de la filosofía en Alemania’ (1835), ‘Noches florentinas’ (1836), ‘Salón’ (1834-1840), ‘Alemania, cuento de invierno’ (1844) y ‘Romancero’ (1851).