Si algo en común tenemos los seres humanos es, que más allá del miedo a la muerte, viene antes la difícil aceptación de nuestra ancianidad: el observarnos al espejo y afrontar un cuerpo maduro, lleno de arrugas y de canas. Pecamos, sin darnos cuenta, de vanidad. Es así como el joven Dorian, en un ligero avistamiento al futuro, rompe en llanto y hace un juramento, o más bien, una petición. Sin saber que, de alguna forma, algo maligno estaba escuchando. Y si a alguien se le podía acusar de vanidoso, era a Oscar Wilde, y es que su filosofía estética y refinada, dio las bases para lo que hoy se le conoce como dandismo.
Circa l’autore
Oscar Wilde, autor irlandés, quién escribió su única novela en 1890. Cinco años después, fue sentenciado por su homosexualidad y tuvo que vivir en prisión por dos años. A partir de ahí, Wilde perdió dinero, fama y se mudó a París, bajo otro nombre, donde finalmente murió.