Antes de que Orwell nos contara que los cerdos pueden gobernar, Freddy ‘el cerdito renacentista’ ya existía. Crado en la década de 1920 por Walter R. Brooks, que le dedicó una serie de casi treinta títulos, Freddy encarna en este volumen, y nunca mejor dicho, al animal político. Así escribe poemas y promete imposibles, se disfraza y nos resulta entrañable. Y la granja donde vive, más humana y animal que la de Orwell, es un lugar para reírse a carcajadas y ponerse a pensar. Por ejemplo, en cómo esto de la nueva política se parece mucho a los cuentos de toda la vida: los banqueros siempre querrán ser dueños de una nueva granja, los ratones se quejarán por principio y algunos cerditos, sabios y vitalistas, seguirán escribiendo poesía.
Circa l’autore
Walter R. Brooks nació en 1886 en Roma. No en la capital de la política y de la república, sino en la pequeña Roma del estado de Nueva york. Semejante nacimiento, en la capital de la nada rural, quizá tuviera algo que ver con su concepción del asunto: como Esopo y La Fontaine, Brooks convierte a los hombres en animales (y no al revés) para dejar claro que la política no difiere tanto de los asuntos de una granja. Pero no por eso es menos importante. Freddy y sus compañeros ya veían venir el desastre: el fascismo, la guerra, el capitalismo voraz, y sin embargo, republicanos como eran, no se dejaron desanimar. De ahí que sigan teniendo mucho que contar.