En agosto de 2015 en el Multiteatro de la calle Corrientes, Juan Carlos Mesa presentó su libro de memorias, Mesamorfosis (Libros del Zorzal, 2015), a sala llena. Cuando llegó su turno, Mesa acercó su silla, se acomodó detrás de su micrófono y carraspeó. Bastó con ese carraspeo para que toda la sala estallara en carcajadas, aunque él miró sorprendido a todos como diciendo: ‘No fue un chiste, sólo necesitaba carraspear’. Los presentes sabían que no había sido un chiste, pero necesitaban expresar su gratitud con carcajadas.
Dame un versito es el último trabajo de Juan Carlos Mesa, quien nos dejó el 2 de agosto de 2016. Se trata de un libro de treinta poemas para chicos, ilustrados por treinta notables artistas argentinos que encararon la tarea con puro cariño. Respetando la voluntad del autor, las ilustraciones están en blanco y negro para que sus jóvenes lectores puedan colorearlas.
El mundo sigue andando, ahora sin Juan Carlos Mesa. Nos quedan sus chistes, sus guiones, sus libros y sus poemas. Y para él nuestra eterna gratitud.
Ilustrado por Garaycochea, Maicas, Tute, Tabaré, J. J. Rovella, Multiverría, Fabián Mezquita, Aleta Vidal, Sage, Salvador Sanz, César Da Col, Andrés Lozano, Leandro Lucanera, Verónica Maguitman, Julia Mamone, Marcelo Dupleich, Javier Suppa, Pablo Grato, Julio Azamor, Sebastián Ramseg, Kappel, Montag, Lucas Quinto, Chanti, Corne, Ayar B., Calvi, Sacha Bebchuk, Ariel Tarico y Peache.
About the author
Juan Carlos Mesa (1930-2016). A los 84 años, cosas de la involución de las especies, algún que otro centímetro debe haber dejado en el camino, pero sigue grandote y es gordo. Fue el Flaco Mesa, así como en un determinado momento (nada de discriminación, estricta justicia visual) pasó a ser el Gordo Mesa. Y él, que tuvo hijos y plantó árboles, escribió un libro que lo representa y explica. Criado en el argentino concepto de que las cosas hay que hacerlas aunque sea mal, hizo de todo y, desafiando el aserto, las hizo casi todas bien, en especial porque de cada una, aun de las fallidas, aprendió un poco. Se hizo de abajo, a chiste por minuto, convirtiendo en pan familiar los chascarrillos de cada día, a mil gags por hora. Laburante y remador, artesano y rimador, se formó humanamente en la vida provincial de mitad del siglo pasado y se moldeó profesionalmente en la radio inolvidable y única de los años cincuenta. Desde joven había sido compositor de letras de tango y de folclore, escribió memorables ciclos de televisión y de radio; fue el autor de obras de teatro y guiones de cine y, como si fuera poco, también brilló como intérprete. Carlos Ulanovsly