Prólogo de Woody Allen
S. J. Perelman es una de las voces más originales, irreverentes e inimitables de la prosa humorística norteamericana. Durante más de cuarenta años, publicó el grueso de sus hilarantes relatos en la prestigiosa revista The New Yorker. ‘Perelmanía’ reúne por primera vez en castellano una extensa muestra de su trabajo, donde se puede apreciar la evolución de su estilo y la progresiva sofisticación de su humor. Dotado de una exquisita y amplísima paleta semántica llena de juegos de palabras, dobles sentidos, neologismos, asociación libre y brillantísimas metáforas, su estilo ha maravillado a cientos de escritores y humoristas, entre los que se encuentran Woody Allen —de quien Perelman es su escritor favorito—, Dorothy Parker, Bill Bryson, T. S. Eliot, Somerset Maugham, Steve Martin, los hermanos Marx o Philip Roth.
Las fuentes de su humor se encuentran en anécdotas leídas al vuelo en revistas del corazón o de sociedad, o en la literatura pulp; motivos que al escritor le servían como punto de partida de sus feroces sátiras de la sociedad norteamericana y de sus costumbres, que, bajo la luz de su humor, se revelaban absurdas y pueriles.
Perelman fue, además de un genuino neoyorquino de refinamiento dandi y algo esnob, un incansable viajero que dio la vuelta al mundo varias veces. Le debemos, también, parte del humor de los hermanos Marx, para quienes escribió dos de sus más celebradas películas: Pistoleros de agua dulce (1931) y Plumas de caballo (1932). En 1956, ganó un Oscar por el guion de La vuelta al mundo en ochenta días.
Mengenai Pengarang
S. J. Perelman es una de las voces más originales, irreverentes e inimitables de la prosa humorística norteamericana. Durante más de cuarenta años, publicó el grueso de sus hilarantes relatos en la prestigiosa revista The New Yorker.
Perelman fue, además de un genuino neoyorquino de refinamiento dandi y algo esnob, un incansable viajero que dio la vuelta al mundo varias veces. Le debemos, también, parte del humor de los hermanos Marx, para quienes escribió dos de sus más celebradas películas: Pistoleros de agua dulce (1931) y Plumas de caballo (1932). En 1956, ganó un Oscar por el guion de La vuelta al mundo en ochenta días.