Podría decirse que Paco Cumpián es un adiestrador de versos al ritmo de las cebras en su paso. En Confín hace una mezcla muy eficiente: sostiene en una mano la tradición y en la otra la vida que pugna con su ritmo frenético. Todo le sucede al hombre que sabe detenerse: el absurdo, la contemplación, la lenta cadencia de los astros, la «enfermedad mortal» que es vivir. Pueden decirse muchas cosas de Cumpián, pero hay una que resume al poeta y al hombre: la honestidad, muy por encima de las leyes establecidas y de los juicios estandarizados, por encima de lo que se espera y por encima de todas las agujas que marcan lo exacto. Él es maestro y hombre sencillo que goza sobre la piedra el sosegado discurrir del sueño real, mientras, visualiza a su derecha a la muerte tranquila tirando piedras al río. La serenidad le ha dado el nombre exacto de las cosas.
María Eloy-García
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Francisco Cumpián Muñoz (Antequera, Málaga 1951) es poeta, rapsoda, e impresor-editor-tipográfico. Su obra poética entre 1983 y 2006 está recogida en La esquina dorada (2006). Posteriormente ha publicado El amor se esconde, Mirando hacia otro lado, Cigara Içalmez, Hogaza de mi pan, agua que corre, jinete cabalgando, cebra sola (que aquí reeditamos), Hombre parado seguido de Ventura, En el jardín, el guión cinematográfico Transiberiano y el texto El rapto de las hormigas.