El delincuente honrado es una comedia sentimental de Gaspar Melchor de Jovellanos alusiva a la reforma del código penal. Es un drama burgués, de los pocos que tuvieron éxito en España, sobre la injusticia de las leyes que condenaban por igual al retador y al retado en los duelos de honor.
El delincuente honrado (1773), fue un símbolo de identidad entre las clases sociales que deseaban una renovación burguesa de las leyes y las costumbres. Considerada, incluso, «literatura comprometida». El objeto de este drama según el escritor es
«descubrir la dureza de las leyes, que sin distinción de provocado y provocante castigan a los duelistas con pena capital».
Baltasar Melchor Gaspar María de Jovellanos y Ramírez (Gijón, 5 de enero de 1744-Puerto de Vega, Navia, 27 de noviembre de 1811) fue un escritor, jurista y político ilustrado español. Estudió Gramática latina en Gijón y posteriormente, Filosofía en Oviedo. En 1761 se graduó en Derecho Canónico en la Universidad de Osma.
Tras finalizar sus estudios, Jovellanos recibió el nombramiento de alcalde de cuadra de la Real Audiencia de Sevilla (1768). Durante su estancia en Sevilla, Jovellanos empezó a interesarse por la Ilustración debido a las tertulias de Pablo de Olavide. En una de estas tertulias surgió El delincuente honrado, de Jovellanos y El Precipitado, de Trigueros.
A partir de la relación con Olavide, Jovellanos formará de los grupo de autores neoclásicos que propusieron la gran reforma del teatro español.
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Gaspar Melchor de Jovellanos (Gijón, Asturias, 1744-Vega, Asturias, 1811).
España.
Nació en una familia de la nobleza empobrecida, estudió leyes en Oviedo, Ávila y Alcalá de Henares. Fue nombrado alcalde del crimen (1767) y oidor (1774) en Sevilla y perteneció al círculo de intelectuales presidido por el gobernador Pedro de Olavide, con quien colaboró en diversos proyectos reformistas. Dominaba el inglés, el francés y el italiano.
En 1778 vivió en Madrid al ser nombrado alcalde de casa y corte, y fue uno de los máximos representantes de la Ilustración durante el reinado de Carlos III. Participó en numerosas iniciativas de reforma política, cultural y económica, y escribió informes sobre cuestiones jurídicas, pedagógicas y económicas a fin de analizar las causas de la decadencia de España. Tras la muerte del monarca fue desterrado a Gijón, donde fundó el Instituto Asturiano de Náutica (1793) y aplicó sus innovadoras ideas educativas.
En 1797 fue a Madrid nombrado por Godoy ministro de gracia y justicia. Su programa reformista chocó con numerosos obstáculos y en 1800 fue desterrado de nuevo, esta vez al castillo de Bellver, en Mallorca.
En 1809 presentó su Plan general de instrucción pública, que pretendía unir los estudios prácticos y las humanidades para crear una cultura que estimulara el progreso.