Los trastornos hipertensivos del embarazo son una causa importante de morbilidad grave, discapacidad a largo plazo y muerte tanto para las personas embarazadas como para sus bebés, y representan en torno a un 14% de todas las muertes maternas a nivel mundial. Mejorar la atención en el período perinatal es un paso necesario hacia el logro de las metas de salud establecidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En el 2019, el Grupo Ejecutivo de Orientación sobre Directrices de la OMS para las recomendaciones sobre salud materna y perinatal dio prioridad a la formulación de nuevas recomendaciones sobre el uso de antihipertensores para la hipertensión arterial ligera o moderada durante el embarazo, en respuesta a los nuevos datos científicos. En estas directrices actualizadas, los prestadores de servicios de salud, gerentes de salud, responsables de políticas y otros interesados directos encontrarán recomendaciones basadas en la evidencia para fundamentar las normas y procedimientos clínicos. En ellas, el concepto de hipertensión arterial leve o moderada (también llamada “no grave”) se define como cifras de presión arterial diastólica de 90 a 109 mm Hg o de presión arterial sistólica de 140 a 159 mm Hg.
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