Durante su gestión como corresponsal del Heraldo de Cuba en Washington, Pedro Henríquez Ureña fue un testigo excepcional de los sucesos ocurridos entre 1914 y 1915: el inicio de la Primera Guerra Mundial o la intervención de las tropas estadunidenses en Veracruz, entre otros sucesos que quedaron plasmados en sus artículos breves, pequeños ensayos de un lenguaje culto y sencillo que prefiguran al gran hispanista de los años posteriores y que quedan reunidos en este volumen.
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Nació en Santo Domingo, en 1884; murió en Buenos Aires, Argentina, en 1946. Llegó a México en 1906 y se incorporó al grupo de la Revista Moderna. Con su hermano Max y con Luis e Ignacio Castillo Ledón habitó la casa que fue centro de reunión del grupo de intelectuales que formó la Sociedad de Conferencia, el Ateneo de la Juventud y el Ateneo de México. Amado Alonso consideró a Henríquez Ureña, Andrés Bello y Rufino José Cuervo como los máximos humanistas que hasta la época había dado Hispanoamérica. Con Luis G. Urbina y Nicolás Rangel, preparó Antología del Centenario.