Los Ayacuchos es la novena novela de la tercera serie de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós.
En esta obra, Galdós vuelve de nuevo a la estructura epistolar que ya ha utilizado en otras novelas anteriores. Estamos en los años 1841-1843, y Fernando Calpena, protagonista de buena parte de las anteriores novelas de esta tercera serie, emprende la búsqueda desesperada de su amigo Santiago Ibero, a quien ya habíamos conocido en la anterior novela Montes de Oca, desde Madrid a Barcelona.
Los Ayacuchos fue el sobrenombre que recibieron algunos de los militares que participaron en la batalla de Ayacucho (Perú, 1824) y que a su vuelta a España tuvieron un papel importante en la política patria durante el reinado de Isabel II. Concretamente, el ayacucho por excelencia fue el general Baldomero Espartero, duque de la Victoria, pieza fundamental en la victoria frente a los carlistas y posterior regente, tras la breve renuncia de la madre de Isabel, la reina María Cristina.
El motivo de la búsqueda de Calpena es el encargo que Demetria, ya por fin su prometida, le hace como condición indispensable para poderse casar.
Y todo ello con el trasfondo de la revuelta de Barcelona contra la política librecambista del regente Espartero, revuelta que será ahogada con el bombardeo de la ciudad desde Montjuïc, ordenado por el capitán general Van Halen.
La novela acabará felizmente con la doble boda de Fernando y su amigo Santiago con Demetria y su hermana pequeña, Gracia, respectivamente.
O autorze
Benito Pérez Gáldos (Las Palmas de Gran Canaria, 1843-Madrid, 1920). España.
Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, el 10 de mayo de 1843, Bénito Pérez Gáldos era el menor de los diez hijos de Sebastián Pérez Macías, teniente coronel del Ejército, y María Dolores Galdós Medina, hija de un antiguo secretario de la Inquisición. Como estudiante de bachiller, en el colegio de San Agustín, Galdós evidenció afición por la música y la pintura. En 1861 escribió sus primeros textos, y un año después inició colaboraciones literarias con el bisemanario El Ómnibus, de Canarias. Al año siguiente se trasladó a la capital española para estudiar derecho en la Universidad de Madrid. Allí realizó colaboraciones con el semanario La Nación y la Revista del Movimiento Intelectual de Europa, y conoció a Francisco Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, el cual le alentó en sus propósitos literarios.
Tras sus viajes a París, en 1867 y 1868 (como corresponsal de la Exposición Universal), Galdós profundizó en la obra de Balzac, tradujo a Dickens (Papeles póstumos del club Pickwick); en Madrid, pudo presenciar la abdicación de Isabel II (1868) y el ascenso del progresista general Prim. En 1870, tras conocer a Clarín, Galdós escribió sus primeras novelas de influencia romántica y siguió publicando artículos en La Revista de España, en la cual fueron apareciendo después, por entregas, su segunda y tercera novelas. Posteriormente, también publicaría sus relatos en La Ilustración de Madrid.
Siendo ya director de La Revista de España, desde 1872, Galdós pasará los veranos en Santander, donde, ese mismo año, conocerá a Mesonero Romanos, de cuyo contacto obtendrá mucha información para sus Episodios nacionales. La escena política española era convulsa: asesinado Prim, Amadeo de Saboya subió al poder durante tres años escasos, siendo obligado a abdicar ante la venida de la I República. La situación era propicia para que Galdós se entregara a la escritura de Los Episodios nacionales, que ocupó casi todo su tiempo entre 1873 y 1876, año en que comenzó a escribir sus primeras novelas de trasfondo social. Tras el golpe de Estado de 1875, el resto de su vida transcurrirá ya bajo la reinstaurada monarquía borbónica de Alfonso XII y, tras su muerte (1885), con la regencia de María Cristina de Habsburgo. Después de 1876, Galdós iría escribiendo su ingente producción simultaneando los Episodios, las novelas, los relatos, el teatro y las crónicas.
Galdós trabó estrecha amistad con Emilia Pardo Bazán en 1883, el mismo año en que vio rechazada su candidatura a la Academia Española, tras lo cual inició un viaje, con su amigo José Alcalá Galiano, por Inglaterra y otros países de Europa, al que seguirán otros más por España, Portugal y, de nuevo, Europa, hasta 1887.