Raymond Chandler fue, junto con Dashiell Hammett, el renovador y el maestro indiscutido del género policiaco. Sus siete novelas tienen una categoría literaria sorprendente en un campo en el que nadie, hasta aquel momento, esperaba calidad. Y es que Chandler era, ante todo, un escritor inteligente.
Despedido de su empleo como ejecutivo de una compañía petrolera por su afición a la bebida, el hombre que reveló el lado oscuro de la opulenta sociedad californiana en novelas como El sueño eterno, La ventana siniestra y El largo adiós no empezó a escribir hasta los cuarenta y cuatro años. Poco tiempo después, el detective Philip Marlowe, héroe de sus novelas, había conquistado al público de todo el mundo. Pero Chandler no se dejó seducir por el éxito: junto con su esposa Cissy —casi veinte años mayor que él— llevó una vida de insólito aislamiento. Por ello, porque muy poco se había sabido de Chandler hasta el momento, es especialmente interesante el estudio de Frank Mac Shane, basado en el testimonio de quienes conocieron al gran escritor, en su correspondencia y en sus textos inéditos.
O autorze
Frank Mac Shane (1929-1999) cursó estudios universitarios en Harvard, obtuvo un máster en Yale y un doctorado en Oxford en 1955. Fue profesor en Hotchkiss School, en Vassar College, en la Universidad de California en Berkeley y en Williams College. En 1967 fundó el Departamento de posgrado de escritura creativa en la Universidad de Columbia y es ampliamente reconocido como uno de los primeros académicos en estudiar Raymond Chandler y su obra. Para Mac Shane, Raymond Chandler era más que un escritor de misterio y novela negra, ya que marcó un estilo literario propio y fue un gran observador del estilo de vida norteamericano.