En este breve ensayo de 1933, Georges Bataille propuso elementos fructíferos para pensar el nazismo y el poder soviético. Su análisis permite reflexionar hoy sobre los distintos tipos de autoritarismo y el ascenso de la derecha en la coyuntura actual. Una lectura indispensable para comprender el presente.
'El fascismo es la fuerza que rompe el curso regular de las cosas, la homogeneidad apacible, pero fastidiosa e impotente para mantenerse por sí misma.’
Spis treści
Fascismo, formas imperativas y fuerzas homogéneas del Estado, por Margarita Martínez
I. La parte homogénea de la sociedad
II. El Estado
III. Disociaciones, críticas de la homogeneidad social y del Estado
IV. La existencia social heterogénea
V. El dualismo fundamental del mundo heterogéneo
VI. La forma imperativa de la existencia homogénea: la soberanía
VII. La concentración tendencial
VIII. Los ejércitos y los jefes del Ejército
IX. El poder religioso
X. El fascismo como forma soberana de la heterogeneidad
XI. El Estado fascista
XII. Las condiciones fundamentales del fascismo
O autorze
Georges Bataille (1897-1962) fue escritor, pensador, francés y discreto, buen conocedor de la importancia de la exhortación epicúrea («vive oculto») y, en consecuencia, relativamente ignorado en su época, aunque actualmente se lo considera uno de los pensadores europeos más importantes e innovadores del periodo de entreguerras y, desde luego, constituyó una influencia decisiva para filósofos posteriores como Gilles Deleuze, Michel Foucault o Jacques Derrida.
Tuvo una infancia feliz, entre niñas y libros. A los dieciséis años se convirtió en un ferviente católico, a los veinte estuvo a punto de dejarlo todo para ingresar en un seminario religioso, a los veintidós renunció al cristianismo con fiereza e hizo de los burdeles de París su única iglesia y de la profesión de bibliotecario su trabajo alimenticio. Fundó diversas revistas (entre ellas algunas verdaderamente importantes en la historia de la cultura europea contemporánea, como Documents y Critique), así como una sociedad secreta (Acéphale, para cuya inauguración, al menos según la leyenda, todos sus miembros estuvieron de acuerdo en ofrecerse como víctima para un sacrificio humano real, pero fue imposible encontrar verdugo y la sociedad se acabó disolviendo poco después). Estuvo ligado al grupo surrealista, aunque, y como no podía ser de otro modo, un buen día se peleó definitivamente con André Breton y se alejó del movimiento, manteniendo, eso sí, buenas relaciones con muchos de sus miembros, a varios de los cuales reencontró en el influyente Collège de sociologie, que él mismo fundó.
Entre sus ensayos cabe destacar La literatura y el mal, La experiencia interior, La parte maldita o aquellos otros dedicados explícitamente al terreno de la sexualidad: Historia del erotismo, El erotismo y Las lágrimas de Eros. Y en el ámbito de la literatura es autor de textos extraordinarios como Historia del ojo, Mi madre, Madame Edwarda o El azul del cielo.