—Y bien, ¿dónde será la fiesta esta noche?
Miré a mi mejor amiga y compañera de banda, Erica. —Vamos a terminar el show primero, ¿eh? Y entonces festejaremos como las estrellas de rock que somos.
Erica me sonrió. —¿Desde cuándo te preocupas por el espectáculo? Siempre estás dispuesta.
Tiré mi cabello hacia atrás. —Sí, siempre lo estoy. También estoy un poco necesitada, si sabes a qué me refiero.
Ella asintió. —De hecho —Hizo una pausa para aplicar el lápiz labial color rojo sangre que le gustaba—, espera, ¿qué pasó con JD? Pensé que entre ustedes había algo.
¿Era eso un cabello gris? ¡No puede ser! Pensé. Mi cabello todavía era negro como la tinta, y largo. Pero mi abuela había encanecido prematuramente. Oh, no, esto es terrible. Tengo que deshacerme de eso.
—¿Angélica? Chica, debes dejar de fumar eso, te has dispersado otra vez.
—Le lancé una mirada divertida. —Sabes que no hago eso. Solo estaba pensando. ¿Qué dijiste?
—Dije que pensaba que tu y JD se veían muy bien juntos.
JD era el baterista de nuestra banda. Era muy sexy, con su largo y sedoso cabello rubio y sus ojos verdes. Sentí una conmoción dentro de solo pensar en su cuerpo firme. Era el tipo de hombre que solía atraerme: musculoso, tatuado y perforado. Además, era una bestia en la cama. Yo le gustaba, podía adivinarlo por la forma en que se me insinuaba. Pero él era solo un amigo con derechos. No estaba interesada en atarme a nadie en ese momento. Era joven y lo que más quería era llegar a la cima del mundo del rock and roll. Quería ser tan grande como mi papá.
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