Los fantasmas que atraviesan este libro han tomado forma de historias. Habitan en un avejentado hotel de carretera o en el cuerpo de una gata embarazada, se enredan en una trenza atada por una cinta azul, explotan con estruendo en el aire y se ocultan entre los dientes de una minúscula mujer desnuda. Cruzan plácidamente de un relato a otro y por momentos se vuelven una presencia tangible que se cuela en la vida de cada día, engañándonos y seduciéndonos para que intimemos con ellos. La lectura de La primera vez que vi un fantasma nos deja con la sensación de haber experimentado algo extraordinario: una aparición terrorífica, un futuro inquietante, un recuerdo entrañable.
La escritora ecuatoriana Solange Rodríguez Pappe, hábil para suponer tramas perturbadoras que dejan huellas hondas, parece haber venido para expulsarnos de la realidad y empujarnos fatalmente a la incertidumbre y a la extrañeza.
O autorze
Solange Rodríguez Pappe (Guayaquil, Ecuador, 1976) es una escritora interesada en el género de lo extraño y lo fantástico. Con Balas perdidas ganó en Ecuador el Premio nacional de relatos Joaquín Gallegos Lara al mejor libro del año 2010. Catedrática universitaria desde hace varias décadas y coordinadora de talleres de escritura creativa, ha realizado investigaciones sobre el fin del mundo en Latinoamérica para su tesis de maestría en Estudios de la Cultura.
Como narradora ha publicado los libros Tinta sangre (2000), Dracofilia (2005), El lugar de las apariciones (2007), Balas perdidas (2010), Caja de magia (2015), Episodio aberrante (2016), La bondad de los extraños (2016) y Levitaciones (2017). Sus relatos han sido traducidos al inglés, al francés y al mandarín.