La fingida Arcadia es una comedia de Tirso de Molina escrita en homenaje a Lope de Vega, que sigue las normas de las palatinas, pero impregnada de un bucolismo artificial propio del Renacimiento.
Fragmento de la obra
Jornada primera
(Salen Lucrecia y Ángela, criada.)
Lucrecia: 'Silvio, a una blanca corderilla suya
de celos de un pastor, tiró el cayado
con ser la más hermosa del ganado.
¡Oh Amor! ¡Qué no podrá la fuerza tuya!
Huyó quejosa, que es razón que huya
habiéndola, sin culpa, castigado;
lloró el pastor, buscando el monte y prado;
que es justo que quien debe restituya.
Hallóla una pastora en esta afrenta,
y al fin la trajo al dueño, aunque tirano,
de verle arrepentido, enternecida.
Dióla sal el pastor, y ella contenta
la toma de la misma ingrata mano,
que un firme amor cualquier agravio olvida.’
No se pudo decir más;
hasta aquí la pluma llega.
Ángela: Pluma de Lope de Vega
la fama se deja atrás.
Lucrecia: ¡Prodigioso hombre! ¡No sé
qué diera por conocerle!
A España fuera por verle,
si a ver a Salomón fue
la celebrada etiopisa.
Ángela: Compara con proporción
que no es Lope, Salomón.
Lucrecia: Lo que su fama me avisa,
lo que en sus escritos leo,
lo que enriquece su tierra,
lo que su espíritu encierra,
y lo que verle deseo,
mi comparación excusa;
y a él le da más alabanza
lo que por su ingenio alcanza
que a esotro su ciencia infusa.
Tan aficionada estoy
a la nación española,
que porque tú lo eres, sola,
contigo gustosa estoy
lo más del día.
O autorze
Tirso de Molina (Madrid, 1584-Almazán, 1648). España.
Su verdadero nombre fue Gabriel Téllez, y nació hacia 1580-84 en Madrid. Su ascendencia no está documentada, y se ha especulado (con poca solidez) sobre la posibilidad de que fuera hijo ilegítimo del duque de Osuna, Pedro Téllez-Girón, uno de los personajes más influyentes en la vida pública del momento. También se cree que sus padres debieron ser sirvientes de los condes de Molina, cuyo apellido adoptaría más tarde Gabriel al ordenarse monje como fray Tirso de Molina.
Tras realizar estudios en la Universidad de Alcalá de Henares, donde debió conocer a Lope de Vega, Tirso de Molina ingresó en el convento de la orden de la Merced de Guadalajara, en noviembre de 1600, y tomó los hábitos dos meses y medio después, en el monasterio de San Antolín, en la misma ciudad. En 1606 se ordenó sacerdote en Toledo, donde estudió artes y teología. Desde Toledo haría diversos viajes por la Península (Galicia, Salamanca, Lisboa y otras ciudades), con una estancia de dos años (1614-15) en el monasterio de Estercuel, en Aragón. También estuvo en América, y más concretamente en Santo Domingo, entre 1616 y 1618, experiencia que reflejaría en algunas obras. A su regreso, instalado en Madrid, fueron apareciendo sus comedias profanas, mal recibidas por las autoridades eclesiásticas y políticas, que lo apartaron primero a Sevilla y, años después (1625), a Cuenca.
Tirso de Molina, que había empezado a divulgar sus obras de teatro hacia 1605 o antes, hubo de esquivar críticas políticas y religiosas respecto a la ligereza y supuesta inmoralidad de muchas de ellas (sobre todo, las sátiras y las comedias), lo que lo obligó a escribir gran parte de sus textos en el anonimato, cosa que hizo tanto en sus encierros de Sevilla y Cuenca. La reclusión en Cuenca se levantó hacia 1626, pasando después a ostentar diversos cargos eclesiásticos en Trujillo, Madrid, Toledo y Cataluña. Durante la estancia de Tirso en Cataluña, al mismo tiempo que escribía su obra literaria, redactó la crónica de su orden, Historia general de la orden de la Merced. Dicho texto le valió que el papa Urbano VIII le concediera el grado de maestro y cronista general de su orden en 1639, pero nuevos enfrentamientos con miembros mercedarios lo condujeron a un nuevo retiro a Cuenca al año siguiente, de donde sólo saldrá, en 1645, con la encomienda del convento mercedario de Soria, retiro en el que pasará sus últimos años.
Tirso de Molina murió en la localidad soriana de Almazán en 1648.