La huerta de Juan Fernández de Tirso de Molina es una comedia escrita entre marzo y mayo de 1626. Se public en 1634 en Tortosa, en la tercera parte de las obras del autor, compiladas por su sobrino Francisco Lucas de Ávila.
La huerta de Juan Fernández pertenece a las comedias de capa y espada cuyos personajes son caballeros que se baten en duelo y seducen a las damas. De esto se desprende que el galanteo será central en esta comedia, también que el estamento social de los personajes no excederá el de la nobleza y que el desconocimiento o la duda sobre la identidad de los personajes motivarán los acontecimientos.
Estos rasgos se presentan en esta comedia de Tirso, donde dos mujeres, Petronila y Tomasa, viajan a la ciudad de Madrid, disfrazadas de hombres —tópico del teatro del Siglo de Oro—, con el objetivo de hallar a dos caballeros, Hernando y Mansilla, quienes, respectivamente, les han prometido desposarlas.
La honra de ambas mujeres puede perderse si los dos caballeros no cumplen sus promesas, de ahí que ellas opten por salir a buscarlos para recuperar su estado.
Sin embargo, en Madrid don Hernando se enamora de la condesa Laura, con la que también tendrá amores, y olvida la promesa que ha hecho en Sevilla a la madre de Petronila, de tomar por esposa a su hija. El soldado Mansilla tampoco pretende cumplir el juramento realizado a Tomasa mientras no sea capitán, por esta razón, se dedica a hacer méritos con don Hernando.
O autorze
Tirso de Molina (Madrid, 1584-Almazán, 1648). España.
Su verdadero nombre fue Gabriel Téllez, y nació hacia 1580-84 en Madrid. Su ascendencia no está documentada, y se ha especulado (con poca solidez) sobre la posibilidad de que fuera hijo ilegítimo del duque de Osuna, Pedro Téllez-Girón, uno de los personajes más influyentes en la vida pública del momento. También se cree que sus padres debieron ser sirvientes de los condes de Molina, cuyo apellido adoptaría más tarde Gabriel al ordenarse monje como fray Tirso de Molina.
Tras realizar estudios en la Universidad de Alcalá de Henares, donde debió conocer a Lope de Vega, Tirso de Molina ingresó en el convento de la orden de la Merced de Guadalajara, en noviembre de 1600, y tomó los hábitos dos meses y medio después, en el monasterio de San Antolín, en la misma ciudad. En 1606 se ordenó sacerdote en Toledo, donde estudió artes y teología. Desde Toledo haría diversos viajes por la Península (Galicia, Salamanca, Lisboa y otras ciudades), con una estancia de dos años (1614-15) en el monasterio de Estercuel, en Aragón. También estuvo en América, y más concretamente en Santo Domingo, entre 1616 y 1618, experiencia que reflejaría en algunas obras. A su regreso, instalado en Madrid, fueron apareciendo sus comedias profanas, mal recibidas por las autoridades eclesiásticas y políticas, que lo apartaron primero a Sevilla y, años después (1625), a Cuenca.
Tirso de Molina, que había empezado a divulgar sus obras de teatro hacia 1605 o antes, hubo de esquivar críticas políticas y religiosas respecto a la ligereza y supuesta inmoralidad de muchas de ellas (sobre todo, las sátiras y las comedias), lo que lo obligó a escribir gran parte de sus textos en el anonimato, cosa que hizo tanto en sus encierros de Sevilla y Cuenca. La reclusión en Cuenca se levantó hacia 1626, pasando después a ostentar diversos cargos eclesiásticos en Trujillo, Madrid, Toledo y Cataluña. Durante la estancia de Tirso en Cataluña, al mismo tiempo que escribía su obra literaria, redactó la crónica de su orden, Historia general de la orden de la Merced. Dicho texto le valió que el papa Urbano VIII le concediera el grado de maestro y cronista general de su orden en 1639, pero nuevos enfrentamientos con miembros mercedarios lo condujeron a un nuevo retiro a Cuenca al año siguiente, de donde sólo saldrá, en 1645, con la encomienda del convento mercedario de Soria, retiro en el que pasará sus últimos años.
Tirso de Molina murió en la localidad soriana de Almazán en 1648.