Las esperadísimas memorias del gran cineasta alemán Werner Herzog, uno de los últimos grandes aventureros de nuestro tiempo.
Las historias de Herzog llegan a los límites de la experiencia humana: transportó un barco de vapor por una montaña en la jungla, caminó de Munich a París en pleno invierno, descendió a un volcán activo, vivió en la naturaleza entre osos pardos… una vida única.
Un registro personalísimo de una de las grandes vidas autoinventadas de nuestro tiempo y un hipnótico remolino de recuerdos, en el que Herzog cuenta su historia por primera y única vez.
O autorze
Werner Herzog creció en un remoto pueblo de montaña de Baviera. De niño nunca fue al cine, no tenía televisión ni teléfono. En 1961, cuando todavía estaba en secundaria, trabajó como soldador en el turno de noche para producir su primera película. Tenía diecinueve años. Desde entonces ha producido, escrito y dirigido más de cincuenta películas, entre ellas Aguirre, La cólera de Dios, El enigma de Gaspar Hauser y Grizzly Man. Pero no solo dedica su tiempo al cine, sino también a la (buena) literatura. De hecho, lo que escribe se convierte instantáneamente en obra de culto: Conquista de lo inútil (Blackie Books, 2010), diario de rodaje de su mítica Fitzcarraldo, es considerada una de las crónicas más importantes del siglo xxi.
Y ahora llega El crepúsculo del mundo, sobre un soldado japonés en terreno enemigo, uno de los episodios más asombrosos y salvajes de la Historia moderna. Herzog vive en Los Ángeles, donde dirige una serie de seminarios de cine en los que no se imparte ningún tipo de enseñanza técnica, una escuela «para los que han viajado a pie, han mantenido el orden en un prostíbulo o han sido celadores en un asilo mental (…) en resumen, para los que tienen un sentido poético. Para los peregrinos. Para los que pueden contar un cuento a un niño de cuatro años y mantener su atención, para los que sienten un fuego en su interior». El fuego que siente Werner a sus setenta y nueve años, y el que transmite en todo lo que escribe y hace.