Inspirándose en los antiguos textos de Lao-tzu, Chuang-tzu, el libro de Kuan-tzu y el I Ching, así como en los estudios de Joseph Needham, Lin Yutang y Arthur Waley -entre otros-, Alan Watts ha escrito, con su inimitable estilo, un libro destinado a convertirse en el texto occidental básico sobre el Taoísmo.
El libro comienza con un capítulo acerca del lenguaje chino -que, según Watts, pasará a convertirse en el segundo idioma internacional después del inglés-, para explicar, a continuación, lo que significa el Tao (el fluir de la naturaleza), wu wei (la no-acción) y te (el poder que emana de ello). Cuando le sorprendió la muerte, a fines de 1973, Watts se proponía completar su obra escribiendo acerca de las implicaciones políticas y tecnológicas del Taoísmo y sobre su significado actual. Aunque no pudo terminar el libro, un amigo y colega, el maestro de t'ai chi Al Chung-liang Huang -que asistió y codirigió las últimas conferencias y seminarios que escribió Watts, y que dieron pie al presente libro- completó el texto y proporcionó, además, muchas de las caligrafías chinas que componen el material ilustrativo.
El camino del Tao no es únicamente una introducción a la esencia del Taoísmo sino, en cierto modo, la opera magna que recapitula la vida y obra de Alan Watts.
Sobre o autor
Alan Watts (1915-1973) es una de las figuras más asombrosas y controvertidas del pensamiento llamado contracultura. De gran influencia en los convulsos Estados Unidos de los años sesenta, Alan Watts también era un eminente especialista en filosofía oriental. Fue uno de los primeros en traducir la sabiduría oriental al lenguaje de nuestro tiempo, a través de una crítica de la vida cotidiana que cobra cada vez más actualidad.
Místico, poeta y ferviente ecologista, Alan Watts era un filósofo para quien la existencia y el sentido del humor nunca podían separarse. Prueba de su capacidad para tomarse con humor los asuntos más trascendentes fue su respuesta cuando le preguntaron por qué era vegetariano: ‘Porque las vacas gritan más que las zanahorias’.