La princesa Vera, la esposa de un noble venido a menos, recibe cartas de amor de un empleado de rango menor que dice amarla incondicionalmente. La pulsera de granates, escrita en 1910 sobre la base de un suceso real, es una historia de amor trágica, quizá una de las más bellas de la literatura rusa, y también el retrato de una aristocracia en decadencia.
Sobre o autor
Aleksandr Kuprín (1870-1938) es uno de los escritores rusos más destacados de fines del siglo diecinueve y principios del veinte. Hijo de un funcionario y una descendiente de la nobleza tártara, se formó mayormente en academias militares. Además de escritor, desempeñó los más diversos oficios. Fue pescador, folletinista, actor, cantante y maestro mayor de obras, y su obra refleja en mayor o menor medida esa circunstancia. Con Moloch (publicado en 2017 por este sello) alcanzó reconocimiento literario, y el relato ‘El duelo’, de 1905, lo consagró definitivamente. Junto con Bunin y Gorki revitalizó el póviest’, un género específicamente ruso, híbrido entre el cuento y la novela. Bajo la influencia de Chéjov y Tolstói, a quienes consideraba sus maestros, fue un continuador del realismo del siglo diecinueve, pero incorporó temas más contemporáneos, como el problema de la violencia revolucionaria. En el plano político, apoyó la Revolución de febrero, pero se mostró hostil con la de octubre y, tras criticar el régimen soviético, se exilió en Francia. En 1937 regresó a Rusia, donde falleció un año después.