Los humanos están en peligro de extinción. En el lapso de unas pocas semanas, una pandemia ha matado a hombres y mujeres sin reparar en clase social, edad ni etnia, y ha condenado al olvido todo progreso y conquista civilizatorios. El mundo vuelve a comenzar y los escasos supervivientes de la plaga mundial están reviviendo la Prehistoria. El abuelo de unos salvajes muchachos, que no conocieron ni son capaces de imaginar el mundo que fue, les narra cómo la Peste Escarlata lo cambió todo.El presente compendio de relatos de Jack London, además de «La Peste Escarlata», recoge «Una destilería hiperbórea», «La fe de los hombres», «Demasiado oro» y «La historia de Jees Uck», obras en las que el gran narrador de aventuras hace de las pasiones más humanas pura literatura.
Sobre o autor
ack London nació en San Francisco en 1876 con el nombre de John Griffith Chaney, hijo de la profesora de música, Flora Wellman, y del astrólogo William Chaney, quien negó su paternidad y se marchó antes de que naciera el joven John. Su madre se volvió a casar con el veterano de la guerra civil John London y la familia se mudó a Oakland. London adoptó el apellido de su padrastro y abandonó el colegio a los catorce años. Empezó a tener una serie de trabajos de subsistencia en la bahía de San Francisco. En 1893 se incorporó como marinero al Sophie Sutherland, un buque de caza de focas que se dirigiría a Japón pasando por las aguas del mar de Bering. Entonces tenía diecisiete años. Regresó a Estados Unidos en plenas protestas de las guerras laborales y la depresión que más adelante se conocería como el Pánico de 1893 y se unió a la marcha de protesta de Coxey’s Army, hacia Washington para reivindicar mejoras laborales. Tras haber estado encarcelado durante 30 días, London regresó a California y se matriculó brevemente en la Universidad de Berkeley, hasta que se quedó sin dinero. Entonces, se embarcó en la aventura de la fiebre del oro en la región de Klondike del territorio del Yukón canadiense. Tras una combinación de desnutrición y ganancias escasas volvió a casa después de once meses; más adelante, escribiría «no me traje nada de Klondike salvo escorbuto», aunque no era del todo cierto, pues esta experiencia vital dio lugar a varios relatos breves que trataban temas existenciales ambientados en este entorno tan hostil, al tiempo que los individuos que conoció en el norte se convirtieron en personajes de sus narraciones. En 1903 le llegó el turno a un perro, Jack, que se convirtió en Buck, el protagonista de La llamada de la naturaleza, con un éxito instantáneo. A esta siguieron obras como El lobo de mar (1904), Colmillo blanco (1907), El Talón de Hierro (1908), su novela más política. London se casó con la profesora Bess Maddern en 1900 y la pareja tuvo dos hijas. En 1904, se embarcó en una misión como corresponsal de guerra y envió noticias del conflicto ruso-japonés al San Francisco Examiner. Tras el fracaso de su primer matrimonio, London se casó con Charmian Kittredge y, en 1906, se compró un barco, el Snark, en el que intentó navegar por todo el mundo. Más adelante, escribió un reportaje de la travesía, El crucero del Snark (1911), y sus Cuentos de los mares del sur (1911), una colección de relatos cortos sobre el viaje, se considera una de sus mejores obras. En 1909 escribió Martin Eden, su novela más autobiográfica
Su amor por lo que describió como «el regreso a la tierra» lo llevó a comprar una granja en Glen Ellen, en las colinas de Oakland, California, llamada Wolf House, una gran propiedad con una biblioteca hecha con secuoyas locales y piedras que debía convertirse en el hogar de London y su mujer, pero que el 22 de agosto de 1913 un incendio la destruyó. La inversión personal en la propiedad, tanto financiera como emocional, fue considerable, además de mucha presión financiera.
Su obra fue muy prolífica: 49 libros en 17 años, así como los muchos artículos y relatos breves que escribió durante su carrera periodística y un libro completado de forma póstuma. Su salud era frágil. Además de haber sido fumador durante toda su vida, como muchos prospectores de la fiebre del oro, sufrió desnutrición y escorbuto, pero su hábito de beber adquirido a bordo de los barcos en los mares fríos y en los salones de Dawson City le pasaron factura. London falleció en noviembre de 1916 en su rancho de California a los cuarenta años.