Siete años de abundancia, seguidos de siete años de hambruna que devastó al Antiguo Egipto. ¿Qué hay detrás de esta historia? ¿Cuál es el secreto del personaje mítico que, de esclavo hebreo, llega al poder con las prerrogativas de ‘visir’ del Alto y Bajo Egipto, imponiendo su voluntad a vivos y muertos?
La codicia, el orgullo y la sed de poder, el amor, los celos y el odio son parte de una trama donde la manipulación de las fuerzas ocultas dicta el curso de los emocionantes eventos que tuvieron lugar al final de un período de 500 años de subyugación del pueblo egipcio por parte de los conquistadores hicsos crueles: semitas que influyeron en la cultura egipcia, cambiaron su forma de vida y se apoderaron de sus deidades, proclamándose faraones.
En ‘El Canciller de Hierro’ del Antiguo Egipto, novela que se desarrolla durante la XVII dinastía egipcia, entre 1640 y 1540 a. C., Rochester desnuda la historia del peso excesivo de la religiosidad, convirtiendo a José, hijo del patriarca bíblico Jacob, en la figura del medio celestial que manipula poderosas fuerzas ocultas. Fantástica descripción de los entornos, así como la situación histórica de la época, hacen que el lector se transporte en el tiempo y se vea pisando las arenas del Nilo, bajo un sol abrasador, en busca de las sugerentes escenas planeadas por este autor espiritual para enriquecer la existencia de los mortales con hermosas lecciones de amor.