La maestra del rural noir regresa con una novela feroz e hipnótica sobre unas mujeres excepcionales y el alma dividida de un pueblo pequeño.
Los habitantes de Whiteheart, Michigan, no se aventuran a cruzar el puente que conduce a la isla Massasauga, situada en medio de la gran zona pantanosa conocida como «Las Aguas». Hay carteles con calaveras y huesos cruzados que desaconsejan dar un paso más allá. Es un lugar primitivo, una isla que bulle de fragancias florales y musgosas, de vegetación inmóvil y vaho de marismas, rebosante de vida y podredumbre. Más de uno se ha interpuesto alguna vez en la trayectoria de una bala o ha desaparecido sin dejar rastro en los cenagales que bordean la isla. Los niños hablan de «la casa de la bruja» y del «fantasma del pantano», una presencia alta y gris que también dicen haber visto los granjeros que se emborrachan al final de la jornada en el merendero del Muck Rattler. Y los feligreses de la antigua Iglesia Pentecostal, rebautizada ahora como la Iglesia de las Nuevas Direcciones (en la que ya no manipulan serpientes), hablan de una «asesina de bebés»…
Allí dentro, en el corazón de la isla, separadas del pueblo y en claro desafío a los designios divinos, viven las misteriosas mujeres de la familia Zook, brujas o ángeles, inspirando temor y reverencia. Donkey, la más joven del clan, revolucionará la vida de la comunidad y sacará a la luz viejos secretos.
Despre autor
Bonnie Jo Campbell (1962) creció en una pequeña granja de Michigan con su madre y sus cuatro hermanos y puede que sea una de las únicas beneficiarias de una beca Guggenheim que sabe cómo se castra un cerdo. Cuando se marchó a Chicago a estudiar filosofía, su madre alquiló su habitación. Después se recorrió EE.UU. y Canadá haciendo autoestop.
Un día vio en una farola de Phoenix un cartel del célebre circo Ringling Bros. and Barnum & Bailey y se unió a la caravana vendiendo granizados. Los demás vendedores eran tipos rudos, desdentados, tatuados y llenos de cicatrices. La gente prefería el puesto de Bonnie Jo porque parecía la vecina inocente de la puerta de al lado. Se sacó mucha pasta. Más tarde ascendió los Alpes en bicicleta y organizó viajes de aventura por Rusia, los países bálticos y Europa del Este.
En 1992, tras obtener un máster en matemáticas, comenzó a escribir sobre la vida en las pequeñas localidades rurales de Michigan. Es autora de dos novelas y tres colecciones de relatos y ha sido nominada al National Book Award en dos ocasiones. Actualmente reside con su marido y otros animales en las afueras de Kalamazoo. Estudia Kobudō, «el camino antiguo del guerrero», el arte marcial ancestral de Okinawa, y le gusta pasar el rato con sus dos burros: Jack y Don Quijote. En su refugio subterráneo ideal para el fin del mundo habrá arroz, frijoles, frutos secos, hortalizas deshidratadas, agua, una buena reserva de guantes y calcetines (porque es de pies fríos), material para escribir y todo Dickens. Su bar favorito es el Tap Room, donde suele haber peleas. Le gusta estar donde está la vida. La gente de ese bar son los personajes que pueblan sus relatos, su tribu. Aunque conviene señalar que ya no bebe ni se pelea tanto como antes, porque necesita estar despejada por las mañanas para poder escribir.