Nos encontramos ante la gran novela que alumbró el nacimiento y constitución de las Vanguardias del siglo xx, de los ismos que socavaron las convenciones del arte burgués, pero Bebuquin también es una alegoría más profunda del individuo moderno que descubre su libertad como un regalo envenenado. De esta novela, que se convirtió en el libro de cabecera de los expresionistas, Gottfried Benn dijo que ‘contribuyó a constituir su propia época: la de principios del siglo xx’ y, con su particular ‘recherche de l’absolu, puso radicalmente en solfa todo el unitario colorido y sentir de la literatura alemana desde Goethe hasta George y Hofmannsthal’.
Con su agria antisentimentalidad, su iconoclastia, su rechazo de las convenciones narrativas y la iniciativa de convertir el torrente psicológico de Bebuquin y su entorno en el legítimo epos de esta novela, Carl Einstein da voz a algo tan contemporáneo como las oscilaciones y las dudas a la hora de percibir la realidad, así como a la crítica de los métodos heredados, que sólo han envilecido y esclavizado al hombre.
‘Señor, tú que nos diste el trabajo, dispénsame de él, de manera que pueda vislumbrar toda la posible inmensidad en lugar de dar realización a una pequeña medida.’
Despre autor
La historia del arte de vanguardia no puede entenderse sin el alemán Carl Einstein (1885-1940), quizá el crítico más influyente del arte del nuevo siglo. Ligado a Dadá, al Expresionismo (en cuya revista Die Aktion publicó algunos de sus textos más importantes), primer teórico del Cubismo como movimiento autónomo e introductor del arte africano, del que es fruto La escultura negra, de 1914, sus inquietudes estéticas lo llevaron a diferentes campos, donde también ejerció una notable influencia. En la literatura, con la exquisita Bebuquin (1911); en la antropología, con la fundación en 1932 de la mítica revista Documents, junto a Georges Bataille y Michel Leiris; en el cine, con el guión de la primera película neorrealista, Toni, dirigida por Jean Renoir en 1935, y en la política, donde siempre ejerció activamente su militancia, como voluntario en la Guerra Civil española. Ante la imposibilidad de huir de la Francia ocupada, se suicidó en la frontera pirenaica el 5 de julio de 1940.