La función del narrador no consiste en narrar, sino en crear. De ahí que una buena prosa es algo más que un rosario de penas contadas con pulcritud, porque la tristeza por sí misma no es sinónimo de calidad literaria. Hace falta algo más.
La realidad, efectivamente, es el punto de partida; el escritor debe nutrirse de la realidad, nunca defenderé una estética retirada en torres de marfil que reniegue de la condición humana. Sin embargo, no podemos quedarnos en la mera narración de acciones, que puede ser interesante, incluso memorable, porque el arte requiere reelaborar la realidad por infinidad de procedimientos creativos, el más sencillo de los cuales puede que sea alterando las asociaciones habituales de significante y significado. Un coqueteo descarado con el absurdo.
Fiel a lo anterior, La Vía Láctea se configura en una serie de relatos de muy diferente extensión, incluso hiperbreves, que pretenden mostrar al lector otro modo de hacer literatura.
Despre autor
Nacido en Madrid en 1961 y criado en Alcalá de Henares, inició los estudios universitarios en Salamanca, donde se diplomó en Filología. En la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) obtuvo el título de Licenciado en Filología. En 2003 consiguió el título de Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Málaga, con una tesis sobre Adolfo Bioy Casares y su diálogo con Borges. Es miembro de la Asociación Complutense de Investigaciones Socioeconómicas sobre América Latina (ACISAL) y participa en el grupo de investigación Archivos de la Frontera, auspiciado por la Universidad de Alcalá. Publica reseñas cinematográficas con regularidad en la página de Filmaffinity, es colaborador en Aforo Libre, revista cultural de espectáculos, y dirige la siguiente revista on-line Zinemut. Crónicas del Séptimo Cielo.