La famosa actriz Christine Clay aparece muerta en una aislada playa de la costa británica. Un nuevo caso para el inspector Alan Grant, el gran personaje de Josephine Tey. En una playa aislada cerca del pequeño pueblo de Westover, el cuerpo sin vida de Christine Clay, famosa actriz británica, aparece en la orilla al amanecer.
El encantador Inspector Alan Grant, de Scotland Yard, se pone a investigar de inmediato a los sospechosos: un experto en cotilleos de celebrities, un joven arruinado que pasaba unos días en la casa de campo de Christine, el marido aristócrata de la actriz o su hermano, un tunante que siempre ha vivido del cuento. Grant contará, en este caso, con la ayuda de la intrépida Erica Burgoyne, hija del comisario de policía local y exitosa detective amateur. Adaptada al cine por Alfred Hitchcock como Inocencia y juventud, Un chelín para velas es un brillante misterio salpicado de psicología, sutil humor y personajes estrafalariamente británicos.
Despre autor
(Inverness, 1896-Londres, 1952), es el seudónimo principal de Elizabeth Mackintosh, célebre escritora y dramaturga escocesa. Pese a pertenecer cronológicamente a la llamada Edad de Oro de las novelas británicas de intriga, las narraciones y los personajes de Tey se alejan de los estereotipos que comparten los títulos clásicos de suspense.
En 1929, su novela El hombre en la cola (Hoja de Lata, 2022) cosechó un éxito notable e introdujo a su personaje más famoso, el inspector Alan Grant, de Scotland Yard, que protagonizaría otras cinco novelas, entre las cuales cabe destacar Un chelín para velas (1936; Hd L, 2019), Amar y ser sabio (1950; Hd L, 2021) y por supuesto La hija del tiempo (1951; Hd L, 2020), considerada en 1990 la Mejor Novela de Misterio de todos los tiempos por la Asociación de Escritores del Crimen del Reino Unido.
Al margen de la serie de Alan Grant, otras de sus obras más celebradas son La señorita Pym dispone (1946; Hd L, 2015), El caso de Betty Kane (1948; Hd L, 2017) y Patrick ha vuelto (1949; Hd L, 2018).Todas ellas ponen de manifiesto la gran capacidad de análisis psicológico de la autora y su propensión por las tramas abiertas de final sorprendente.
A su muerte, Josephine Tey legó toda su obra a la National Trust for Scotland.