En Piedrabuena (Ciudad Real), hace ciento y pico años pasaban cosas muy raras: un tal Sánchez se fue a Estados Unidos y al volver montó en el pueblo una fábrica revolucionaria (porque fabricaba un aparato para ver a la gente por dentro y porque pagaba sueldos justos; una de estas dos cosas es revolucionaria todavía hoy). Por esos años cundió también la monomanía de diseñar y fabricar el submarino perfecto: con periscopio o sin él, a hélice o a brazo, para recuperar el imperio o para mariscar. La cosa, en el caso de Peral, Monturiol y otros, acabó en naufragio, aunque tuvieran a Julio Verne de su parte. No nos olvidamos tampoco de un sabio llamado Cervera que, hasta donde sabemos, es posible que inventara la radio. Y ya puestos a innovar, nada como lo de aquel señor cura de Segorbe (Castellón) que hacía música electrónica y diseñaba sintetizadores mientras Franco andaba por ahí bajo palio.
Ni santos, ni visionarios, ni locos: genios españoles. En medio de la nada, o en un país que los saludó como a reyes y los olvidó como a mendigos. Con una historia que merece ser contada y leída, por aquello de conocer el pasado y repetirlo un poco menos.
Despre autor
Miguel A. Delgado
(Oviedo, 1971) es periodista, escritor y divulgador. Experto en la figura de Nikola Tesla, ha editado y prologado para Turner dos recopilaciones de escritos de este inventor: Yo y la energía (2011) y Firmado: Nikola Tesla (2012). Además, junto con María Santoyo es comisario de la gran exposición que en otoño de 2014 dedicará a Tesla la Fundación Telefónica de Madrid. También para otoño prepara la aparición de su primera novela. Colaborador en medios como El Correo, La Vanguardia, ABC y La Razón, ha ejercido la crítica cinematográfica y la asesoría de comunicación empresarial.