Extraña y remota hasta para los propios australianos, Kimberley es una región imponente por su salvaje naturaleza, y también una geografía radical que convoca azar, peligro o asombro; un escenario distópico para la saga Mad Max filmada en sus paisajes. Nos dice su autor que atravesarla ha de parecerse a la extraordinaria experiencia que hubieron de tener los seres humanos cada vez que, hace miles de años, daban sus primeros pasos en lo que fue la expansión migratoria de África.
También es un territorio espiritual, sobrenatural. En él los antepasados de su población aborigen crearon un sofisticado universo simbólico para interpretar su mundo. El Ensueño habla de seres míticos que, con sus actos, sus canciones y su deambular esencial crearon vida en la tierra. Huellas y marcas que aún son visibles para ellos y que los europeos llamaron Huellas del Ensueño o Trazos de la canción, como hizo Bruce Chatwin; mientras que sus habitantes lo denominan Pisadas de los antepasados o Camino de la Ley. Este Far West australiano es geografía con memoria, un holograma de lo que la Tierra puede expresar.
Cuprins
LA MATERIA DEL TIEMPO
Nota 1. Extraños en tierra extraña
Nota 2. El viajero en su paisaje
Nota 3. A través de aquella Gondwana
TERRITORIOS DEL PRINCIPIO
Nota 4. Territorio del Ensueño
Nota 5. Territorio aborigen
Nota 6. Territorio artístico
Nota 7. Territorio europeo
POÉTICA DE KIMBERLEY
Nota 8. Ligera meditación sobre su belleza
Nota 9. Un desierto que es una casa
Nota 10. Si no fuera por el agua
Nota 11. ¿Dónde, cuándo, a qué distancia, qué tiempo…?
DOS CIUDADES
Nota 12. Darwin, bajo el nombre del genio
Nota 13. Broome, madreperla
LA GIBB RIVER ROAD
Nota 14. La gran pista
Nota 15. Las estaciones en la Gibb River Road
Nota 16. Entre baobabs y termiteros
CÓMO NO AMAR ESE EXTRAÑO MUNDO
Nota 17. Refugios en la sabana
Nota 18. Intemperie
Nota 19. En el lago Argyle
Nota 20. Bungle-Bungles
Nota 21. El Questro
Nota 22. Una playa en el río Manning
Nota 23. Tunnel Creek
EL TIEMPO QUE VENDRÁ
Nota 24. El viaje realizado
Despre autor
Rafael Manrique (Santander, 1955), viajero empedernido, apasionado del cine y la lectura, es doctor en Psiquiatría y ejerce la práctica privada en Santander. Fue becario del Fondo de Investigaciones Sanitarias y de la Universidad de Massachusetts en el Berkshire Medical Center. También es, en la actualidad, supervisor clínico y docente en diversas instituciones fuera y dentro de nuestro país. A su pasión por los temas de su especialidad, y al mundo de la cultura en general, dedica el contenido de sus columnas en prensa.
Autor de una larga bibliografía sobre temas de su ámbito profesional, entre ellos: La psicoterapia como conversación crítica (1994), Sexo, erotismo y amor. Complejidad y libertad en las relaciones amorosas (1996), El diamante sin límites. La mente que podemos tener (1999), todas ellas en Libertarias-Prodhufi; ¿Me amas? (Paz México, 2009) o Celos, la patología de la certidumbre (Trilla, México, 2011). También sobre mente y pensamiento ha publicado Con lugar a dudas. Hilos y raíces de pensamiento crítico (Límite, 2005); al séptimo arte ha dedicado Al cine le gusto yo junto a Carlos Rodríguez Hoyos (Laertes, 2017); a la ficción, el libro de relatos 19 rayas (Milrazones, 2009) y la novela El gran vacío amarillo, con Silvia Andrés (El Desvelo, 2016). El viaje por los cinco continentes es una circunstancia que llena su tiempo de ocio y a ello pertenece La densidad del desierto (Zanzíbar, 2006) y El viaje y las horas (Laertes, 2014). En los últimos años Australia ha ocupado un lugar privilegiado y lo ha recorrido en diversas ocasiones.