Sobre la música enfoca la música desde la perspectiva neoplatónica, y la concibe como una de las disciplinas capaces de conducir a la contemplación filosófica y a la teología.
El De musica, libri sex de san Agustín es uno de los diálogos filosóficos que escribió mientras se preparaba para recibir el bautismo. Comenzado en Milán, probablemente en el 387, fue acabado años más tarde, a su regreso a África, antes de su ordenación sacerdotal en el 391. Se trata de un diálogo de inspiración neoplatónica en el que se concibe la música como una de las disciplinas que conducen a la contemplación filosófica y, en último término, a la teología. En su original combinación de doctrina tradicional y posiciones individuales, constituye uno de los eslabones más importantes en la cadena de transición de la filosofía antigua, pitagórico-platónica, al mundo medieval cristiano.
Agustín de Hipona, San Agustín, (c. 354-430) es una de las personalidades más fascinantes y complejas de la historia del cristianismo. Durante su juventud en el norte de África, perteneció a la secta maniquea, que aunaba cristianismo, gnosticismo e influencias persas, y desde allí inició un periplo vital e intelectual que le condujo a Italia, al escepticismo y al neoplatonismo, hasta que en Mediolano (Milán) en el año 386, bajo el influjo de san Ambrosio, encontró la síntesis de neoplatonismo y cristianismo que le convertiría en el más influyente pensador cristiano hasta la Escolástica medieval. Se bautizó en 387, en 391 entró en un monasterio y en 396 fue ordenado obispo de Hipona.
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San Agustín, obispo de Hipona (345-430), refleja en su vida y en su obra el cambio del Mundo Antiguo a la cosmovisión cristiana. Tras su conversión al cristianismo, admirablemente descrita en sus Confesiones, fue un incansable buscador de la verdad. Amar, pensar y vivir suponían para él los tres vértices del triángulo de la existencia. San Agustín fue el abanderado de la empatía previa al conocimiento intelectual. Como maestro de vida y sabiduría aconsejó el desapego del bullicioso mundo, con sus fastos, honores y ambiciones como la vía idónea para llegar a ser personas completas. Y el amor universal como la mejor solución de conflictos y la más excelsa de las prácticas. Su notable influencia marcó, además del mundo medieval y el Renacimiento, el pensamiento de autores tan modernos y contemporáneos como Descartes, Rousseau, Kierkegaard, Wittgenstein o Hannah Arendt.