Cuando los esclavos negros comprendieron que al lado de las ciudades de la colonia estaban las selvas, que al lado de la servidumbre y del látigo estaban Dios, la naturaleza y la libertad, comenzaron a huir a los bosques. Riva Palacio inicia así una nota testimonial que halla su punto álgido en el enfrentamiento entre la comunidad negra liderada por Yanga y la tropa del capitán don Pedro González de Herrera, mismo que terminó con el indulto a Yanga y a los suyos. Luego de este episodio surge, años después, una nueva conjura: la de Los treinta y tres negros.
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Vicente Riva Palacio (1832-1896), escritor, periodista, poeta, dramaturgo, historiador, jefe guerrillero, general y político liberal, esgrimía lo mismo la espada que la pluma, y pronunciaba airados y elocuentes discursos lo mismo en el Congreso que subido en una mesa de cualquier fonda. Fue hijo del abogado liberal Mariano Riva Palacio y, por parte de madre, nieto de Vicente Guerrero, por lo que fue llamado ‘Nieto de la Patria’. Con sólo 15 años tuvo su primera aventura guerrillera combatiendo contra los invasores estadunidenses en su retaguardia durante la guerra de 1847. Al ser considerado entre los liberales puros o radicales, fue perseguido durante la guerra de Reforma por el partido conservador y encarcelado en dos ocasiones. Durante la Intervención francesa armó y equipó con las ganancias de sus obras una tropa guerrillera y se puso al frente para defender la república. Después del triunfo pidió, a cambio del sueldo de varios años que le debían, el privilegio de indagar en los archivos de la nación, en cuyo acervo se inspiró para crear algunos de sus mejores relatos y novelas.