Los duendes de la camarilla es la tercera novela de la cuarta serie de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós.
La novela cuenta la historia de amor entre el capitán Bartolomé ’Tolomín’ Gracián, militar revolucionario y en rebeldía, condenado a muerte en consejo de guerra y prófugo de la justicia, y la tan bella como pobre Lucila Ansúrez. Sobre la suerte de esta pareja de enamorados actuarán oscuras y misteriosas fuerzas, algunas de las cuales parecen provenir de las propias habitaciones del palacio real. Los llamados duendes de la camarilla no son otros que las monjas, religiosos y cortesanos que rodean con sus esperpénticos manejos la corte de Isabel II (que acaba de tener a su primogénita), tratando de imponer los intereses de una orientación política ultraconservadora.
En esta novela somos testigos de la evolución de Pérez Galdós respecto a la progresiva importancia de las mujeres en sus historias. Aquí, el personaje de Lucila adquiere el rango de protagonista absoluta, sucesora de anteriores heroínas como Inés, Jenara, Demetria o Aura, por citar unas cuantas. Enamorada de una persona que, quizás, no la merece; traicionada por falsas amigas, hará todo lo posible para salvar a su enamorado, saltando sobre todas las convenciones morales de su época y asumiendo el papel de heroína hermosa, valiente y sensible.
Todo esto mientras Narváez, retirado a París, deja el gobierno en manos del todavía más absolutista Juan Bravo Murillo.
Om författaren
Benito Pérez Gáldos (Las Palmas de Gran Canaria, 1843-Madrid, 1920). España.
Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, el 10 de mayo de 1843, Bénito Pérez Gáldos era el menor de los diez hijos de Sebastián Pérez Macías, teniente coronel del Ejército, y María Dolores Galdós Medina, hija de un antiguo secretario de la Inquisición. Como estudiante de bachiller, en el colegio de San Agustín, Galdós evidenció afición por la música y la pintura. En 1861 escribió sus primeros textos, y un año después inició colaboraciones literarias con el bisemanario El Ómnibus, de Canarias. Al año siguiente se trasladó a la capital española para estudiar derecho en la Universidad de Madrid. Allí realizó colaboraciones con el semanario La Nación y la Revista del Movimiento Intelectual de Europa, y conoció a Francisco Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, el cual le alentó en sus propósitos literarios.
Tras sus viajes a París, en 1867 y 1868 (como corresponsal de la Exposición Universal), Galdós profundizó en la obra de Balzac, tradujo a Dickens (Papeles póstumos del club Pickwick); en Madrid, pudo presenciar la abdicación de Isabel II (1868) y el ascenso del progresista general Prim. En 1870, tras conocer a Clarín, Galdós escribió sus primeras novelas de influencia romántica y siguió publicando artículos en La Revista de España, en la cual fueron apareciendo después, por entregas, su segunda y tercera novelas. Posteriormente, también publicaría sus relatos en La Ilustración de Madrid.
Siendo ya director de La Revista de España, desde 1872, Galdós pasará los veranos en Santander, donde, ese mismo año, conocerá a Mesonero Romanos, de cuyo contacto obtendrá mucha información para sus Episodios nacionales. La escena política española era convulsa: asesinado Prim, Amadeo de Saboya subió al poder durante tres años escasos, siendo obligado a abdicar ante la venida de la I República. La situación era propicia para que Galdós se entregara a la escritura de Los Episodios nacionales, que ocupó casi todo su tiempo entre 1873 y 1876, año en que comenzó a escribir sus primeras novelas de trasfondo social. Tras el golpe de Estado de 1875, el resto de su vida transcurrirá ya bajo la reinstaurada monarquía borbónica de Alfonso XII y, tras su muerte (1885), con la regencia de María Cristina de Habsburgo. Después de 1876, Galdós iría escribiendo su ingente producción simultaneando los Episodios, las novelas, los relatos, el teatro y las crónicas.
Galdós trabó estrecha amistad con Emilia Pardo Bazán en 1883, el mismo año en que vio rechazada su candidatura a la Academia Española, tras lo cual inició un viaje, con su amigo José Alcalá Galiano, por Inglaterra y otros países de Europa, al que seguirán otros más por España, Portugal y, de nuevo, Europa, hasta 1887.