—No pienses, Scarlett —interrumpió Lucas, dando un último paso para acabar con la distancia que los separaba.
Esperó un momento, probablemente para ver si se apartaba de él, pero Scarlett estaba anclada al suelo. En ese momento, pensó que no conseguiría mover las piernas ni aunque su vida dependiera de ello. Estaba harta de ser la chica buena. Eso era justo lo que quería, ¿no? ¿Algo salvaje y lascivo? Sin embargo, cuando Lucas inclinó la cabeza hacia la suya y sus brazos la envolvieron, experimentó un momento de pánico.
“Pero, ¿qué estoy haciendo?” se preguntó a sí misma, incrédula.
Pero entonces, los labios de Lucas tocaron los suyos en un beso suave y sensual. Su cuerpo quería más e intentó obligar a la parte lógica de su cerebro a callarse mientras abría la boca para Lucas. Se abrazó a su cuello mientras él exploraba su boca con la lengua.
“No pienses, Scarlett” las palabras de Lucas resonaban en su cabeza. “Hazlo y ya está. Tienes a un tío increíblemente sexy pegado a tu cuerpo… no pienses”, se repetía a sí misma.
Por una vez en la vida, no le apetecía pensarse las cosas.
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